El hombre que escuchó su conciencia

Lasantha Wickrematunge recibe este domingo el Premio Guillermo Cano.

Juan Camilo Maldonado T.
02 de mayo de 2009 - 02:16 a. m.

Quién sabe cuánto tiempo antes de que lo mataran a tiros el periodista Lasantha Wickrematunge se sentó a imaginar su muerte. Quince años atrás había fundado un importante diario en Sri Lanka, The Sunday Leader, y desde entonces había escrito editoriales e investigaciones con minuciosa agudeza. Tenía todavía mucho por escribir, pero tras varios atentados fallidos y notando quizás un cierto cambio de tono o frecuencia en las amenazas que siempre lo acompañaron, escribió su último editorial.

La nota fue publicada un día después de su asesinato. Wickrematunge había caído en su carro yendo a su trabajo, en Colombo, capital de esa isla en el océano Índico y donde hoy se libran los últimos y sangrientos capítulos de la guerra entre las fuerzas gubernamentales de la etnia cingalesa y la guerrilla de la tamil. Los cuatro hombres que lo rodearon le cayeron a tiros en el pecho y la cabeza.

Su editorial póstumo —titulado “Y entonces vinieron por mí”, en honor a los versos del teólogo alemán Martin Niemller, encarcelado en la Segunda Guerra Mundial por criticar el nacismo— es una nota de despedida. Pero es también un manifiesto periodístico, así como un pliego de principios y una defensa por una visión de su país lejos de la polarización y la intolerancia política. En él, el editor del Leader defiende su derecho a examinar con detalle el actuar del partido gobernante, con la misma intensidad con la que lo hizo cuando el grupo opositor estaba en el poder. Y les dice a los abanderados de la guerra a ultranza contra la guerrilla, que no todo conflicto se soluciona con balas, sobre todo cuando su efecto colateral implica el desplazamiento de 270 mil personas como ha ocurrido en los últimos meses.

Para el gobierno, él era un traidor. El secretario de Defensa lo tildó de “redactor de tabloide” y muchos otros le veían como un hombre “frentero y sensacionalista”. Pero para Koïchiro Matsuura, director general de la Unesco, era “un periodista comprometido, que se opuso a la guerra”. Y por eso, darle el premio póstumo Guillermo Cano era “reconocer la importancia del papel de la libertad de expresión en el proceso de construir entendimiento mutuo y reconciliación”.

“Unbowed and unafraid”, sin venias y sin temores, así era el lema del Sunday Leader, fundado por Wickrematunge y su hermano en 1994. Un periódico que desde entonces se volvió una tribuna para “poner al descubierto la corrupción, el nepotismo, el desgobierno, el racismo y el triunfalismo militar”, como recordó uno de sus colegas, D.B.S. Jeyaraj, en Transcurrents, un blog sobre actualidad en Sri Lanka.

Los mismos políticos lo habían invitado a ser su jefe de prensa, su aliado y hasta su ministro. Pero para él hubo siempre una fuerza más grande, “un llamado que está por encima de los cargos públicos, la fama, el lucro y la seguridad. El llamado de la conciencia”.

Por Juan Camilo Maldonado T.

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