A los ojos de los investigadores del Instituto Karolinska, en Estocolmo (Suecia), la popular fábula de la bella durmiente tendría una verdad oculta entre líneas: para lucir atractivo y saludable nada mejor que dormir el tiempo justo cada noche.
En un estudio publicado en la revista médica British Medical Journal y liderado por el profesor John Axelssonm, del Departamento de Neurociencias Clínicas, se comprobó que los signos faciales de las personas privadas de sueño afectan la apariencia facial y por ende las señales de belleza, salud y bienestar que transmiten a los demás.
Para demostrar lo que de una u otra manera todos hemos percibido al ver a un amigo o colega trasnochado, los investigadores reclutaron 33 voluntarios entre 18 y 31 años. El experimento consistió en fotografiarlos entre las 2 y las 3 de la madrugada en dos ocasiones.
Una después de un sueño normal y otra después de ser privados de sueño. No se incluyeron fumadores ni se permitió la ingesta de alcohol en los dos días previos.
Durante la sesión de fotos, realizada en un cuarto bien iluminado, se lavó el maquillaje a las mujeres, se sometió a los voluntarios a una misma rutina de limpieza facial y peinado, y en el caso de los hombres, se rasuraron de la misma manera. Antes de disparar las cámaras se les pidió relajarse y tener una expresión facial neutral.
Después de esto, 65 observadores fueron invitados a ver las fotografías de todos los voluntarios. Su tarea consistió en asignar un puntaje a cada imagen dependiendo del atractivo físico, la sensación de bienestar que transmitían y el grado de cansancio.
Para los científicos, el estudio tiene implicaciones en el ámbito médico, donde se deben analizar los patrones de sueño a la hora de tomar ciertas decisiones.