"Asumo la responsabilidad de este fracaso": Marcelo Lippi

El campeón mundial se quedó en primera fase, tal y como aconteciera con Brasil en el 66 y Francia en 2002. Lippi se culpa.

Fabián Rozo / Johannesburgo, Sudáfrica
24 de junio de 2010 - 09:58 p. m.

El rostro del francés Gerard Houllier, ex entrenador del Liverpool, Paris Saint Germain, Lyon y la selección de su país, se puso más rojo que de costumbre y no por el frío que pasa factura en Sudáfrica, sino por la vergüenza ajena que sintió por Italia ayer en el Ellis Park de Johannesburgo.

Como miembro del Grupo de Estudios Técnicos de la Fifa, analizó desde la tribuna de prensa el juego que cerró el Grupo F y se resistía a creer lo que presenciaba: Eslovaquia le pasaba por encima al campeón del mundo y lo mandaba a casa para ampliar la lista de decepciones de este Mundial.

“Increíble, pero el fútbol es así, impredecible y por eso despierta tantos sentimientos”, soltó mientras estiraba el cuello por encima de la pantalla para ver a un desconsolado Marcello Lippi inclinado sobre un costado del banco, colega pero antes que nada su amigo.

Y es cercano por la forma como ven y sienten el fútbol, pero especialmente por afinidad de principios, los que le sobraron al seleccionador italiano para asumir en la conferencia de prensa “toda la responsabilidad de este fracaso, toda sin ninguna excusa porque si un equipo se presenta a una cita así de importante como la de hoy, con terror en las piernas, en la cabeza, en el corazón y no se entrega como debe, significa que el entrenador no lo ha preparado de la manera adecuada, en la parte psicológica, técnica y táctica”.

Cerrar como colero de la llave simplemente aceleró un adiós que había advertido antes del Mundial. Lippi se va antes de lo pensado y en su adiós definitivo le agradeció “a todos por estos cuatro años, en parte fantásticos y de otro lado muy dolorosos por esta eliminación”.

De los primeros estará sin duda la consagración en Berlín para el tetracampeonato azurro y eso es algo que no le podrá quitar la historia, la misma que los eslovacos sienten que hicieron, tras despedir al campeón en primera fase, algo que sólo otros dos habían logrado: los portugueses que eliminaron a Brasil en Inglaterra 66 y los daneses que despacharon a Francia en Corea y Japón 2002.

Italia se encargó de ser la tercera y vencida de una forma vergonzosa que pisotea la tradición y destiñe ese azul que le dio más color al cielo de Berlín hace cuatro años y hoy parece negra como el continente que este jueves la despidió.

¿Qué se puede decir después de la eliminación?

Que me duele por toda la afición italiana, por la Federación, por los directivos, por los jugadores, pero creí que este grupo podía hacer grandes cosas y no lo preparé suficientemente, eso ha sido evidente.

¿Eslovaquia fue superior?

No sé, lo único claro es que estuvimos en la cancha en el primer tiempo y apenas reaccionamos al final. Me molesta irme de la selección de esta manera, porque aunque realmente no pensaba en que íbamos a ser nuevamente campeones del mundo, tampoco tenía planeado una presentación tan mala en la primera ronda.

¿Es culpa a los jugadores?

No, yo asumo todo, porque ni siquiera jugamos como en los dos primeros partidos, lo hicimos peor. Después de enfrentar a Paraguay sabíamos que había dos partidos por delante, tras empatar con Nueva Zelanda había uno más, pero hoy era como si estuviéramos en octavos de final, en cuartos, y no lo asumimos, eso es culpa mía.

¿Qué será de su futuro?

Lo debo pensar más adelante, con cabeza fría. Le deseo suerte a mi sucesor y les agradezco a todos por estos cuatro años.

Por Fabián Rozo / Johannesburgo, Sudáfrica

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