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“¡Estoy vivo y puedo jugar!”

Ary López dio una muestra de superación luego de que en marzo pasado perdiera su pierna izquierda.

Alfredo Yacelga Abreo
28 de agosto de 2008 - 10:40 p. m.

“Cuando desperté me decían ‘tranquilo, perdiste la pierna’, pero yo no les entendía ni les creía, porque yo la seguía sintiendo”. Así narra Ary López el dramático momento cuando se enteró de que había perdido su extremidad, como consecuencia de un ataque con arma de fuego que sufrió durante una riña el pasado 19 de marzo. El golfista bogotano, que comenzó como caddy en el club Guaymaral se llevó los aplausos y el triunfo moral en el tercer Abierto Colombiano Copa Subaru que se disputa en el Carmel Club, pese a que no consiguió pasar el corte.

“Uno siempre llega a un torneo con la aspiración de quedar en una buena posición, pasar el corte y cobrar platica, porque vivimos de eso. Pero este era diferente, era un reto que me impuse para decirle a todo el mundo que estoy vivo, sigo luchando y puedo jugar. Fue para demostrar que no importa que me falte una pierna”, aseguró.

Hace 14 años Ary conoció el golf, gracias a que su padre consiguió la concesión para administrar el campo de prácticas del club Guaymaral. Allí se ofreció como caddy, labor que lo llevó a enamorarse del ‘deporte de los negocios’.

“No quería estudiar, sólo quería jugar golf”, cuenta López, quien al terminar el bachillerato probó con la administración financiera, pero no siguió y tomó la decisión de dedicarse al golf como profesional.

Ary cuenta que una noche, luego de una fiesta, un primo suyo terminó involucrado en una pelea y que él, al tratar de mediar, fue el más perjudicado pues un hombre armado le disparó primero en el pie y luego en la pierna. El proyectil le perforó la arteria femoral y destruyó el hueso. “Yo traté de levantarme y después perdí las fuerzas y no me acuerdo de nada más”, relata.

“La decisión de amputar la pierna la tomó mi papá, porque yo estaba inconsciente, había perdido mucha sangre”, contó López. “Cuando lo pude comprobar me dio muy duro pensar que mi vida ya no iba a ser igual. Que ya no podía bailar, conducir, jugar golf... pensé en dedicarme a ser cocinero”, anota.

Superada la crisis emocional, Ary volvió al campo de golf y comenzó a practicar y hace unas semanas decidió participar en el torneo que organiza el club El Nogal.

“Al comienzo fue muy duro, porque no aguantaba los 18 hoyos”, dice López, quien ya ha dado un gran paso, pero que ahora espera que su EPS le autorice pronto la prótesis que solicitó, porque en el mercado tiene un valor de $ 13.200.000. “Si Dios quiere, con la prótesis puedo volver a caminar normal y recuperar el nivel que tenía”, concluyó.

Por Alfredo Yacelga Abreo

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