Mendoza es conocida como la ciudad del buen vino. Erguida a unos mil kilómetros de Buenos Aires, la cordillera de los Andes se impone ante el asombro de sus visitantes. Por estas tierras, justamente, llegó Jairo Castillo. A los 30 años, el colombiano es ídolo en Godoy Cruz, un equipo recién ascendido que espera mantener la categoría.
Este fin de semana, el Tigre mostró que está vigente. Y ante Boca Juniors, el coloso del fútbol argentino, se despachó con un hat-trick. “Había hecho tres goles una vez, ante Unión Magdalena. Pero nunca aquí”, le cuenta a El Espectador en el lobby del complejo de departamentos que habita en el Centro mendocino. Y sube la apuesta: “Ojalá pueda ser el goleador del campeonato. Sería un sueño”.
¿Por qué se inclinó por jugar en Godoy Cruz, un equipo que habitualmente pelea por la permanencia y no por el título?
Porque mi máximo deseo era regresar al fútbol argentino y la propuesta fue muy buena. Además, Daniel Oldrá, el técnico, me vino a ver jugar a Uruguay, cuando jugaba en Defensor Sporting. Y, bueno, acá estoy para sumar.
¿No lo llamaron de los equipos grandes?
No, no. Me llamaron de los grandes, sí, pero del exterior. Aunque yo deseaba regresar a este país. Ya estaba cansado de jugar lejos. Acá estoy, en Suramérica, y estoy más cerca de Colombia, a la que tanto extraño.
Había incógnitas de lo que podía ser su rendimiento. Porque se lo había visto bien en Independiente y Vélez, pero hace muchos años...
Yo no tenía ninguna duda de mi nivel. Y tampoco los dirigentes de Godoy Cruz, quienes fueron los que me contrataron. Pero yo estoy bien parado, tengo los pies en la tierra. No me la creo porque le haya hecho tres goles a Boca. Cuando debuté, ante Banfield, hice dos. Y tuvieron que pasar seis fechas hasta poder meterla de nuevo. Por eso hay que tener mucha serenidad y trabajar con mucho juicio.
Había versiones de que no se entrenaba todo lo que necesitaba para jugar en un alto nivel…
No sé quién inventó ese cuento, porque yo en Colombia no lo escuché nunca. Ahora van a decir que me peleo con mis compañeros también. Siempre me entrené con responsabilidad. Las prácticas son la base para todo el año. El que dice que no me entreno tiene mala leche, como dicen los argentinos. Yo dejo todo en cada entrenamiento. Y si alguno tiene dudas, que me vengan a ver cómo corro, cómo me entrego.
¿Hasta cuándo se va a quedar en Godoy Cruz?
Ojalá que por mucho tiempo. Esperemos que no nos toque descender. Nosotros vamos a hacer todo lo posible por quedarnos en Primera. Triunfos como los del domingo ayudan y mucho. Me gusta la ciudad, la gente me trata de maravillas, en la calle me brindan todo el cariño. Vamos a ver. Por lo pronto, estoy muy feliz acá, en Mendoza. Esto es muy tranquilo, no te molesta nadie.
La selección, su meta
Para Jairo, la camiseta tricolor es una cuenta pendiente hace tiempo. Ya pasaron algunos años desde la última vez que la vistió: el 30 de marzo de 2005, ante Argentina en Buenos Aires, cuando la Selección albiceleste venció 1 a 0 a Colombia con gol de Hernán Crespo. Pero ahora quiere pegar la vuelta para colaborar con el nuevo proceso de Eduardo Lara.
¿Espera un regreso a la Selección?
Sí, claro. Eso es lo que uno siempre quiere, volver a la Selección. Esperemos que se pueda dar. Y sino, a seguir trabajando para estar.
¿Por qué cree que no se le volvió a dar la posibilidad de vestir la tricolor?
Porque todos los técnicos tienen sus jugadores. El cuerpo técnico tenía otra clase de futbolistas en mente. Y puede ser por eso. Y a pesar de que se dice que todos tenemos la puerta abierta a la selección, no es cierto. Hay jugadores que están pasando por un mal momento y son convocados igual. Pero, bueno, a los que no estamos, nos toca apoyar.
¿Lo sorprendió cómo se desencadenó la salida de Jorge Luis Pinto?
En Colombia siempre pasa lo mismo. Eso no es raro. Allá un técnico pierde dos partidos seguidos y lo echan. Ya me tocó estar con el profe Chiqui García, con Maturana, también. Y parece que nada sirve. Entonces, uno se acostumbra a que dos derrotas desembocan en el despido de los técnicos.
¿Y qué pasa? ¿No hay paciencia?
No, para nada. A la gente y más que a todos los periodistas, les gusta cambiar.
¿Cree que la prensa tiene el poder para cambiar a los entrenadores?
La prensa presiona y los directivos se dejan llevar. Y es ahí donde no se respetan los procesos.
¿Le parece una buena opción la contratación de Lara?
Si lo escogieron es porque está capacitado. Él conoce mucho las inferiores del fútbol colombiano y eso es importante. Ojalá le vaya bien en este nuevo reto.
¿No le parece inadmisible que la selección de Colombia se quede afuera del Mundial ?
Venimos de tumbo en tumbo. Ya van dos eliminatorias en las que no podemos clasificarnos. Esperemos que en éstas todo cambie. No nos podemos quedar afuera de Sudáfrica. Sería otro fracaso difícil de digerir.
¿Cómo ve el nivel de los delanteros de la Selección?
En los equipos andan muy bien, hacen goles y en la Selección no se les da porque se los mide por uno o dos partidos. En los clubes, en cambio, ellos tienen la posibilidad de mostrarse en todo un campeonato. En la Selección jugás mal y se hace difícil encontrar un buen nivel. Eso se ve mucho. Si en uno o dos partidos no la metés, en la Selección sos malo. Y eso es lo que la gente no aguanta.
¿Cree que se merece la convocatoria por lo que está haciendo ahora?
No, no. Yo no digo que me merezco nada. Yo trabajo para estar. Si me llaman, bienvenido sea. Y si no, seguiré poniendo todo de mí para poder estar.