Hace apenas dos meses nadie daba un peso por Millonarios y hoy es flamante semifinalista de la Copa Suramericana, gracias entre otras cosas, a la inyección anímica que significó la llegada del técnico Mario Vanemerak, a la suerte que ha tenido en los momentos claves del torneo, a la unión del grupo y al excelente nivel de jugadores como Eduardo Blandón, Gonzalo Martínez, Gerardo Bedoya, Ricardo Ciciliano y, sobre todo, Rafael Robayo, el único de los titulares embajadores nacido en Bogotá.
"Para mí es un orgullo inmenso representar a mi ciudad, aquí siempre hemos tenido futbolistas muy buenos, aunque por las circunstancias hoy el único bogotano soy yo", dice Robayo, quien el pasado 24 de abril cumplió 23 años y se estrenó como profesional con el Nacional, en 2002, antes de jugar un semestre en el Once Caldas y llegar a Millonarios para la temporada 2005.
¿Está pasando por el mejor momento de su carrera?
Yo diría que sí, especialmente porque los resultados también nos han acompañado, pero recuerdo mucho el segundo semestre de 2005, con el profe Fernando Pecoso Castro, con él me fue muy bien, aunque el equipo no clasificó a los cuadrangulares.
¿Pero después tuvo muchos altibajos, casi no jugó?
Pues me borraron. Con el profe Miguel Prince, con Juan Carlos Osorio y con Martín Lasarte no tuve oportunidad, aunque seguí trabajando igual que siempre. Por fortuna el profe Vanemerak me volvió a dar la confianza.
¿Ante Sao Paulo jugó su mejor partido con Millos?
Creo que he tenido varios partidos muy buenos con Millonarios, gracias a Dios las cosas me han salido bien acá y esta Copa Suramericana me ha servido para mostrarme en el fútbol internacional y para seguir aspirando a tener una oportunidad en la selección.
A propósito, el profesor Pinto dijo que lo tiene en sus planes para el futuro
Ojalá, eso es muy halagador y motivante. Siempre estaré listo para cuando me llamen.
Hace dos meses nadie creía en Millonarios, ¿usted sí?
Pues el equipo trabajaba duro, con dedicación, pero no había suerte. Ahora todo cambió y nos metimos en una racha muy buena.
¿Y qué tiene que ver Vanemerak en todo eso?
Nosotros en él hemos encontrado a un amigo, a una persona que nos da seguridad y respaldo. No lo vamos a defraudar.
¿Tienen con qué ser campeones de la Suramericana?
Pues cada vez estamos más cerca. En lo personal, tengo esa gran ilusión. Ya no veo ese objetivo tan lejos como cuando perdimos ante Coronel Bolognesi o cuando empatamos en casa contra Colo-Colo. De todas formas aún no hemos ganado nada y debemos actuar con mesura y tranquilidad en cada paso que se esté dando.
¿A qué rival prefiere en la semifinal?
Pues a cualquiera, igual sólo lo conoceremos hasta la semana entrante, pero ya está demostrado que de nombre nadie gana. Ni lo hacemos nosotros, ni nos lo hacen. No éramos favoritos contra Nacional y lo sacamos, tampoco ante Colo Colo y menos frente a Sao Paulo, pero ahí vamos, así que no importa mucho a quién enfrentemos en la semifinal.
¿Pesa en el equipo la ausencia por lesión de Gerardo Bedoya?
Claro, él es un líder en la cancha, nos habla mucho y nos organiza. Personalmente puedo decir que he aprendido mucho jugando a su lado, aunque con Juan Carlos Quintero y con los demás también me complemento bien.
¿Se siente un volante neto de marca?
Pues yo sé marcar y tengo condiciones para hacerlo, pero también me gusta atacar, porque siempre jugué como volante de creación en los clubes en los que me formé (Escuela Vida, Atlético Bogotá y Maracaneiros).
¿Y qué opina del nivel de sus compañeros?
Pues todos estamos andando bien. El grupo está muy unido y eso hace que cada uno mejore.
Pero a Carlos Villagra, por ejemplo, le critican que no marque goles.
Pero para nosotros él es muy importante, es un obrero que hace un trabajo de desgaste que la gente no ve, pero que nos ayuda. Ojalá sus goles nos ayuden a lograr el título de la Suramericana.