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“Soy un jugador agresivo”

Es la gran figura del Boca Juniors actual y espera aportar su calidad, temperamento y experiencia para que la selección supere a Uruguay y Chile. “No podemos fallar”, asegura.

Daniel Avellaneda/ Corresponsal en Buenos Aires
01 de septiembre de 2008 - 08:31 p. m.

La bandera tricolor flamea detrás de su espalda en medio de esa nube de papelitos plateados que sacude el cielo de La Bombonera, de ese estadio que se jacta de tener latidos. Su portador sonríe y sobre su rostro moreno esos dientes parecen aún más blancos. Alza sus brazos y muestra el trofeo que acaba de ganar. Es la Recopa Corona Sudamericana, otro título más en su vitrina internacional.

De hecho, no debe haber un colombiano tan ganador como este mediocampista bogotano en el mundo de la pelota. Porque Fabián Andrés Vargas, de él se trata, capturó más de una decena de galardones. A los 28 años, el Sapito, apodo que adquirió en estos últimos tiempos por su particular festejo, acumula tres torneos domésticos (Apertura 2003, 2005 y Clausura 2006) y siete fronteras afuera: uno con la selección, la Copa América 2001; otro con Inter de Porto Alegre, en el 2006 ganó el Mundial de Clubes; el resto con la camiseta azul y oro: Intercontinental 2003, Recopas 2004 y 2008, dos Sudamericanas, 2004 y 2005. Eso sin contar tres títulos locales y una Copa Merconorte con el América de Cali. “Sólo me falta una Libertadores; este año estuvimos muy cerca. Lamentablemente nos quedamos en la puerta del triunfo. Fue una lástima”, dice en la charla con El Espectador.

Con un tono pausado que no se resigna a perder las raíces de su acento colombiano, Vargas cuenta que es muy feliz en Argentina y en Boca Juniors, donde se afianzó en la titularidad. Sí, el mediocampista es uno de los mejores futbolistas del campeonato argentino. Y para el técnico Carlos Ischia es tan figura como Juan Román Riquelme. Incluso, marcó dos goles en el arranque del torneo Apertura. Y frente a Gimnasia de Jujuy, en la primera fecha, y frente a Lanús, en la tercera, fue el mejor jugador de su equipo, tal cual calificaron los diferentes medios gráficos del país.

Y pensar que se buscaba un “volante con llegada”, como le dicen en Argentina al carrilero. Vargas, en este tramo, mostró que es el equilibrio perfecto: recupera en el mediocampo junto a Sebastián Battaglia y distribuye con criterio en los metros finales. “¿Si es casualidad llegar al gol? Y… hace muchos años que no metía dos goles seguidos. Creo que la última vez fue en 2001. Y recién pude volver a hacer otro en Argentina, desde 2004 que no marcaba. Mi idea es tener mayor libertad para llegar al arco.  Por suerte Carlos (Ischia) me pide eso y me otorgó la confianza necesaria para poder jugar sin ataduras”, cuenta. Y añade: “Soy un jugador agresivo, como lo mostré desde el principio, desde la primera vez que me puse la camiseta de Boca, y aporto tanto en la marca como ofensivamente”.

Está claro que Ischia es muy importante en la carrera del futbolista. “Es un gran técnico. Se nota que es de la escuela del profe Bianchi. Lo notamos en cada momento, en cada trabajo. Es una persona que ha aprendido de los mejores entrenadores del fútbol argentino”, asegura.

¿Cómo no va a elogiar Vargas a Ischia si fue quien lo rescató y le dio la titularidad en esta etapa? No había lugar para él en un mediocampo donde Battaglia siempre fue indiscutible, pero donde también jugaron Fernando Gago, con Alfio Basile, y Éver Banega, con el Miguel Ángel Russo. “El éxodo de varios jugadores nos abrió el panorama al resto de los volantes. Pero, esté quien esté, yo siempre confío en mi trabajo. Por ahí, en el momento en que me tuve que ir, cuando estaba el Coco, no había tantas posibilidades. Y ahora que soy titular, tampoco me puedo echar a dormir en los laureles, porque en Boca juega el que está mejor, y acá hay que mantener el nivel”, sostiene.

EL sapito

Cuando marcó el gol ante Gimnasia de Jujuy, en el bautismo de Boca en el campeonato local, Vargas estrenó una particular forma de festejar. Como si fuera un sapo, empezó a saltar a un costado del área. “El festejo fue para Camila, mi hija. Es que


yo siempre le leo cuentos y a ella le encantan los animales. Siempre me pide que les imite los gestos, los movimientos, que les haga una caracterización. Y el que más le gusta, su favorito, es una rana. Ojalá pueda seguir haciendo goles para que ella se vea reflejada en mis dedicatorias”, desliza con una sonrisa.

“Me estoy animando más a jugar cerca del área, a meter algún pase incisivo. Y me parece que tiene que ver con la formación del medio. Cuando tienes al lado a jugadores como Battaglia o Riquelme, todo se hace más sencillo, porque sabes que puedes mandarte al ataque y atrás estás bien resguardado”, reza.

Después de una pretemporada en Washington, donde no quiso jugar por no haber firmado su contrato, llegó a un acuerdo con Boca para rubricar un convenio por las próximas dos temporadas. Aunque su futuro no está asegurado en Argentina. De hecho, tuvo importantes ofertas de Europa y una de Israel antes de acordar su continuidad en el equipo donde se consagró varias veces campeón. “Si fuera por mí, me quedaría a vivir en Boca. Pero soy consciente de que en el futuro llegarán ofertas y me gustaría dar un salto al fútbol europeo. Hay ligas muy competitivas”, reflexiona.

Un sueño mundial

Para Vargas, como otros tantos futbolistas colombianos, Sudáfrica es la posibilidad de jugar una Copa del Mundo, privilegio que la selección tricolor no tiene desde hace una década. En este momento, el mediocampista colombiano está entre los intereses de Jorge Luis Pinto. Contra Ecuador, en el amistoso que se jugó en Miami, ingresó en el segundo tiempo en reemplazo de Adrián Ramos. ¿Será titular frente a Uruguay y Chile ? “Ojalá. Uno trabaja fuerte en su club para poder vestir la camisa de la selección. Por suerte, aquí en Boca las cosas me están saliendo bien”, suelta con firmeza. Y no deja de soñar con el Mundial. “Para nuestra generación sería algo espectacular.

Hay muy buenos jugadores en Colombia que darían lo que fuera para poder escuchar el himno de nuestro país y ver flamear nuestra bandera en la antesala de un partido de la Copa del Mundo. Vamos a dejar todo para cumplir ese sueño”, responde. Deja claro que los dos encuentros serán fundamentales. Y cuando se le pregunta si apostó algo con su compañero uruguayo, Álvaro González, se ríe y dice: “No, ¿qué vamos a apostar? Algún asado. Espero que podamos hacer la diferencia, ya que es importante ganar por la localía. Es en nuestro país donde tenemos que hacernos fuertes, frente a nuestro público”.

En el análisis de los rivales, Vargas aporta su mirada: “Uruguay es peligroso. Tiene una defensa dura. Tenemos que ser muy inteligentes para poder desequilibrar en ataque. Chile, en Santiago, es un equipo fuerte. Pero creo que si pasamos estas dos pruebas sin apuros, podemos soñar con algo grande. Porque no podemos admitir quedarnos otra vez afuera del Mundial. El jugador colombiano tiene que estar mentalizado y concentrado. Ése es nuestro máximo objetivo. Y no podemos fallar”.

Todos tendrán silla el sábado

A 40 millones de pesos ascendieron los daños en la silletería de las tribunas norte y sur de El Campín, ocasionados por un sector de la hinchada de Millonarios el sábado anterior. José Tapias, director del IDRD, informó que un total de 710 butacas resultaron averiadas, pero que en el transcurso de la semana serán reparadas para el juego entre la selección colombiana de fútbol y su similar de Uruguay, por la séptima jornada de la eliminatoria suramericana.

Por Daniel Avellaneda/ Corresponsal en Buenos Aires

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