Un muerto más, un campeón menos

La máxima crisis arbitral en el país se vivió en 1988 y 1989. Hoy se revive la mano oscura del pasado con el libro de Fernando Rodríguez.

El Espectador
02 de noviembre de 2007 - 06:32 a. m.

El sábado 12 de noviembre de 1988, en medio de una ambiente caldeado por el trabajo de los árbitros, y en plenas finales del campeonato, trascendió que el árbitro Armando Pérez había sido secuestrado por un grupo que dijo representar a seis equipos, y que lo hizo para enviar un mensaje: árbitro que no cumpla honestamente con su función, "será borrado del mapa".

El escándalo fue total. Ya era público en el país que los grandes capos del narcotráfico movían sus hilos en los equipos profesionales. A su regreso al país, tras participar en Praga en una reunión de la Fifa, el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, León Londoño Tamayo, al ser interrogado sobre el caso comentó: "todo está divinamente".

No obstante, un mes más tarde, y a tres fechas de conocerse el campeón, la Comisión Arbitral de la Federación Colombiana de Fútbol renunció en pleno, los medios de comunicación no se cansaron de advertir que algo turbio estaba pasando y el campeonato concluyó con árbitros Fifa y una reunión de alto nivel donde tuvieron que intervenir el Gobierno, la gerencia de la Dimayor, los alcaldes y las fuerzas de Policía.

Un año más tarde el asunto fue peor. El miércoles 15 de noviembre de 1989, tras oficiar como juez de línea en un partido entre Medellín y América, fue asesinado a pocos metros del hotel Nutibara de la capital antioqueña el árbitro cartagenero Álvaro Ortega. El juez del mismo partido, Jesús Díaz, salió ileso del atentado. A las 24 horas el país agregaba a la crisis creada por el narcoterrorismo, la incertidumbre del fútbol.

Se canceló el campeonato

Por eso, el miércoles 23 de noviembre de 1989 el Ministerio de Educación decidió cancelar el campeonato profesional de ese año. Desde 1948, año en que surgió el fútbol rentado nacional, fue la única temporada que no tuvo campeón. Sin embargo, no fue el único campeonato bajo conjeturas. Recientemente, aunque con la certeza de que ya es absolutamente imposible, un acreditado periodista radial sugirió que los equipos que ganaron bajo la duda devuelvan las estrellas que hoy ostentan en sus escudos.

No obstante, hoy es tan claro que el narcotráfico pasó por tantos equipos (Millonarios, América, Nacional, Pereira, Magdalena, Medellín, Santa Fe, entre otros) que habría que aplicarles la extinción de dominio a varios títulos. Los protagonistas de esos campeonatos admiten que fueron totalmente limpios, pero lo cierto es que en los tiempos del proceso 8.000, más de un jugador fue a parar a la cárcel y unos cuantos se salvaron por un pelo y terminaron amparados por autos inhibitorios.

Más leña al fuego

En los últimos días, Fernando Rodríguez Mondragón, hijo del extraditado capo Gilberto Rodríguez Orejuela, tiene encendido su ventilador, a propósito de la publicación de El hijo del ajedrecista, pero además de sus señalamientos a varios equipos campeones de los 80, particularmente la emprendió contra el polémico dirigente, hoy presidente de la Difútbol, Álvaro González Alzate, a quien calificó como "el jefe escondido, el jefe de jefes".

"El señor Álvaro González Alzate era el que designaba los árbitros y era amigo personal de los Rodríguez Orejuela, entonces facilitaba los nombres para nosotros poder actuar si había necesidad de arreglar algún partido, pues con anterioridad sabíamos los árbitros que iban a pitar", manifestó Rodríguez en entrevista a Nuevo Estadio. Como contraprestación, los Rodríguez le colaboraban a González cuando se iba de vacaciones a Europa.

González nunca fue investigado por fiscal alguno. Hoy, el presidente de la Comisión Arbitral, Juan Pablo Forero, prefiere tomar distancia y a la pregunta de cómo ve los señalamientos contra González, sostiene: "Él hoy no tiene que ver con la Comisión Arbitral. Yo llevo cuatro años aquí y lo puedo decir sin duda. Lo que pasa es que hay gente mezquina. Yo tengo credibilidad porque yo sí me he puesto una pantaloneta negra de juez".

PITAZOS

Si usted quiere ser árbitro, sólo debe acudir a las asociaciones que existen desde hace un año en todas las ciudades del país y llevar su hoja de vida. Un requisito es la edad: debe tener 25 años.

Primero ingresan en calidad de aspirantes y empiezan a pitar cuando ya pasen el curso. Luego van a la categoría D, departamental. Cuando ya tenga cierta experiencia, pasa a la C, que es categoría nacional pero aficionada. En estos torneos se empiezan a observar los prospectos para el fútbol profesional, que son los árbitros de la categoría B y A.

Más o menos se demoran dos años por categoría. Pero eso no quiere decir que a los dos años pasen, algunos se quedan cinco, porque no tienen condiciones.

Para el escalafón de los árbitros se tiene en cuenta: un 70% de la calificación en los partidos, 20% de la parte física y el 10% restante es un examen teórico sobre la actualización de las reglas, mínimo dos veces por año.

Desde 2008 salen de la lista de jueces Fifa Albert Duarte, Carlos López y Jorge Hernán Hoyos. Duque perdió dos evaluaciones teóricas seguidas y por otras consideraciones que son del resorte de la Comisión. López ya cumple la edad de retiro (45 años) y Hoyos tuvo deficiencias este año. En su lugar ingresan Wilmar Roldán, Jorge Ramírez y Francisco Peñuela.

Aunque siempre se les ha sancionado o sencillamente no se les vuelve a llamar, desde esta semana la Comisión Arbitral decidió hacer públicos los castigos.

Los sancionados esta semana son: Wilmer Barahona (Tolima-Nacional), Carlos López (Millos-América), Mauro Gallego (Quindío-Chicó), Natanael Quiroz (Caldas-Equidad), Alberto Galván (Cúcuta-Santa Fe), Francisco Peñuela (Medellín-Real) y Rafael Rivas (asistente Caldas-Equidad).

Los encargados de pagarles a los árbitros son los mismos equipos. El que actúe en calidad de local debe hacerlo. El delegado del club le da el dinero al comisario del partido y él se lo lleva a los jueces a su camerino.

Los requisitos para ser juez Fifa son: Tener dos años como árbitro de primera categoría en su país, ser menor de 38 años y ser reconocido y presentado por la federación de su país.

En Italia, Inglaterra y Holanda, algunos de los países de Europa en que los árbitros están profesionalizados, reciben 5.000 dólares por partido.

Por El Espectador

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