Publicidad

Del infierno al cielo

La historia de Jelena Dokic, figura en el Abierto de Australia. Problemas con su papá, el sobrepeso y las lesiones la apartaron de las canchas tres años.

Olga Lucía Barona Torres
26 de enero de 2009 - 11:00 p. m.

Jelena Dokic apenas tiene 25 años y sin embargo ya tiene historia como para escribir un libro. Hoy por hoy con un final feliz, porque si se basara en sus últimos tres años de su vida, la obra sería una verdadera tragedia. Con un comienzo rodeada por una familia de emigrantes serbios que vivía en moteles y remolques para que su hija mayor pudiera dedicarse a lo que más le gustaba: el tenis.

En 1994 y tras varías travesías por diferentes países, Jelena se radicó en Australia y su carrera empezó a perfilarse. Cinco años después, cuando aún iba al colegio en Sydney y pese a que llevaba una temporada como profesional, nació para el mundo tenístico, tras vencer en la primera ronda del Wimbledon a la número uno del mundo y campeona vigente, Martina Hingis.

Ese fue el despegue de una fulgurante figura. Su buen juego, combinado con su belleza la convirtieron en una de las tenistas modelo más apetecidas para los anuncios publicitarios y las ropas de marca. En 2002, inclusive, alcanzó a estar en el puesto número cuatro del escalafón mundial, tras lograr las semifinales de Wimbledon. Toda un historia rosa que empezó a derrumbarse por culpa de su padre Damir, un hombre de carácter agresivo que entonces quiso brillar más que su propia hija, debido a los múltiples escándalos que protagonizó.

Damir siempre creía que todo el mundo se confabulaba contra Jelena. También la hizo renunciar a la ciudadanía australiana y la obligó nuevamente a jugar por Serbia.

Cuenta el periodista especializado en tenis de la Agencia EFE, Miguel Luego, que “hace tres años, cuando Jelena salió ilesa de un leve accidente de tránsito ocurrido en Zagreb mientras viajaba con su novio, Tim Bikic, culpó a éste de todo. Damir agregó que Bikic robaba dinero y chantajeaba a su hija y temía que su niña fuese arrestada en algún aeropuerto con narcóticos que otra persona pusiese en su bolsa”.

El papá Damir actuaba de forma tan violenta durante los partidos de su hija, que la WTA tomó la decisión de expulsarlo de por vida de cualquier estadio de tenis que haya en el mundo. La situación se convirtió tan insostenible, que Jelena, además aquejada de múltiples lesiones y de algunos problemas de sobrepeso, no aguantó más su ritmo en el circuito internacional en el que cayó hasta el puesto 621 y abandonó el tenis.

Ayudada por su novio Tim, con quien convive desde hace cinco años y medio, por su cuñado Borna Bikic (su actual entrenador), Jelena empezó el año pasado a entrenar de nuevo. Regresó a Australia y  los organizadores del Grand Slam le extendieron una tarjeta de invitación. Hoy está instalada en los cuartos de final, después de tres años de no figurar en el mundo tenístico. Por ello, el domingo en la madrugada cuando le ganó a la rusa Alisa Kleybanova no pudo contener el llanto.

Jelena ha confesado incluso que mucho del dinero que ganó en su mejor etapa acabó siendo dilapidado por su padre, quien nunca volvió a hablarle. Y él mismo se encargó de que su madre, Liliana, y su hermano menor Savo tampoco lo hicieran. Ella sufre por ello, pero en Melbourne no tuvo problemas en decirles a lo medios que: “Siempre he dicho que ya no tengo contactos con él. Tendría que darse un milagro para que él cambie. No creo que eso pase. Tengo mi carrera tenística y mi vida. Quiero que siga igual”.

El resumen de su vida lo sintetizó ella misma: “Es un milagro: estuve en el infierno y volví”.

Por Olga Lucía Barona Torres

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar