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De Guatemala a ‘Guatepeor’

‘Bolillo’ Gómez se fue de Santa Fe con muchas promesas sin cumplir, al igual que lo hiciera con la selección centroamericana el año anterior.

Fabián M. Rozo Castiblanco
13 de abril de 2009 - 11:00 p. m.

En el mismo estadio de Techo donde minutos antes Wilson Carpintero le había quitado un punto con el que ya contaba, Hernán Darío Gómez le dijo a Armando Farfán, presidente de Santa Fe, que no seguía como entrenador del equipo albirrojo.

El directivo le pidió entonces que lo pensara con cabeza fría y finalmente reconsideró la decisión, pero más allá de la calentura, tan característica en él, la incomodidad permanecía y era cuestión de un traspié más, como el del domingo frente al Quindío en El Campín, para que de nuevo la palabra renuncia fuera considerada.

Sólo que esta vez la dijo en público y ya la situación se tornó irreversible, tanto que ni siquiera cambió de parecer ante la solicitud de permanencia que le hizo el plantel, representado por un grupo de jugadores encabezados por el capitán Agustín Julio, quienes fueron hasta su residencia.

“Está claro que el menos responsable de esta situación es el ‘profe’ y que todo pasa por nuestra respuesta en la cancha. Así se lo hicimos saber, pero parece que no fue suficiente para convencerlo, aunque quedó en hablar con todo el grupo el martes”, reconoció uno de los referentes de la plantilla que el mismo domingo visitó al entrenador.

No había marcha atrás, y así hubiese existido, los directivos no estaban dispuestos a aceptarla. Primero, por la forma en que se alejó del cargo, frente a los medios, sin siquiera darle la cara a algún miembro de la junta, y también porque si no se iba ahora, en cualquier momento lo haría.

Actitud radical que también asumió en sus dos recientes tropiezos como entrenador, ya que cuando se alejó de la selección ecuatoriana, tras la eliminación en la Copa América de Perú 2004, renunció antes de notificárselo a Luis Chiriboga, presidente de la Federación de ese país, quien lo había contratado para la eliminatoria del Mundial de Corea y Japón.

Con un saldo en rojo

Y de similar forma se despidió de Guatemala, donde interrumpió un proceso que le apuntaba a Suráfrica 2010, argumentando razones de índole personal. Esta vez fueron aparentemente deportivos los motivos que le llevaron a alejarse de Santa Fe y basta ver los números para confirmar que su campaña no fue la mejor.

Si bien hizo a Santa Fe fuerte de local (dirigió 15 partidos en El Campín, de los cuales ganó nueve, empató cuatro y perdió dos), de visitante la producción tuvo saldo en rojo, con ocho derrotas y cuatro igualdades en 14 salidas, y tan sólo pudo celebrar a domicilio en un par de ocasiones y una de ellas fue frente a Millonarios en el Clausura pasado.

La campaña final de ‘Bolillo’, tras 29 encuentros en el banquillo cardenal, dejó 41 puntos (11 triunfos, 8 empates, 10 derrotas, 32 goles a favor y 29 en contra), para un rendimiento de apenas 47,1 por ciento.

A la luz de las cifras no existía una defensa posible, pero lo que sí espera la directiva al menos, son las explicaciones de Gómez. Ese es el deseo del presidente Farfán, quien hoy regresa al país procedente de España, donde estuvo de vacaciones la semana anterior.

“Con ningún miembro de la junta ha querido hablar, no pasa ni al teléfono; los jugadores le pidieron que no se fuera, pero según pude conocer, no va a cambiar la determinación y ante eso no hay mucho por hacer o decir”, le dijo a El Espectador desde Madrid, el máximo dirigente cardenal, quien le da su voto de confianza a Germán ‘Basílico’ González para que se haga cargo de la plantilla profesional.

Según el directivo, “él ha venido trabajando con el grupo, dirige el equipo de la Copa Colombia, conoce el trabajo del profesor (Gómez) y por respeto hacia él, ha sido muy prudente con la actual situación, entonces estamos esperando formalizar todo con ‘Bolillo’, pero igual desde mañana (este martes), él será quien dirija el entrenamiento”.

‘Basílico’ estará en principio por el resto del torneo, ya que Farfán prefiere “revisar con calma los nombres y una vez termine la Mustang I, sí decidirnos por uno”. Tiempo tendrá entonces para encontrarlo, el mismo que ‘Bolillo’ empezó a tomarse desde ayer para alejarse de la presión capitalina, que finalmente terminó venciéndolo.

Por Fabián M. Rozo Castiblanco

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