Los errores de los arqueros y hasta del árbitro belga Frank de Bleeckere fueron determinantes en el clásico europeo que jugaron el miércoles Real Madrid y Milan, por la tercera fecha del Grupo C de la Liga de Campeones en el Santiago Bernabéu, y que terminó llevándose el visitante 2-3 sobre la hora.
En la capital española se dieron cita los clubes más laureados del Viejo Continente y no en vano en el gramado reposaban 16 Copas de Europa. Demasiada historia que pareció pesarle de entrada a Dida, guardameta visitante, que en una desinteligencia le permitía abrir el marcador a Raúl, promediando la inicial.
Con la ventaja merengue se irían a los vestuarios, pero en el complemento vino la reacción ‘rossonera’, con la complicidad de Iker Casillas, meta madridista, quien se vio comprometido en las anotaciones de Andrea Pirlo (min 17 s.t.) y Pato (min 21 s.t.).
El Bernabéu era un tributo al silencio, hasta que a 14 minutos del final aparecía el holandés Royston Drenthe al borde del área italiana y con un zurdazo dejaba sin opción a Dida, que lució tardío en la reacción, aunque el Uno brasileño se escudó en la nula colaboración de sus compañeros para evitar el remate que decretaba de nuevo la paridad.
El empate parecía dictar sentencia y en cierta forma impartía justicia, pero faltaba la participación del juez De Bleeckere, quien había omitido una falta de Zambrotta sobre Benzema en el primer tiempo y no conforme con ello, sumó otro desacierto en las postrimerías cuando anuló inexplicablemente un autogol de Ramos que suponía la victoria foránea.
Pero el Milan no se quedó en el reclamo, siguió yendo al frente y a dos minutos del final, de nuevo Pato sacudió la valla blanca para dejar a los italianos en lo más alto de su llave con seis puntos y, de paso, destronar a los de Pellegrini, que ahora son escoltas con la misma cantidad de unidades.