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Se fue una década del nuevo milenio, en la que Colombia desapareció del mapamundi futbolístico. Estuvo literalmente a punto para Corea y Japón 2002; cuatro años después, un gol la privó de conocer Alemania y tampoco estará en Sudáfrica en junio próximo, porque le faltó mucho más que la aparente unidad reflejada en la tabla.
Por fortuna, algunos consuelos nacionales permitieron asimilar los golpes y Hernán Darío Gómez como seleccionador de Ecuador en Asia; Luis Fernando Suárez, quien sucedió a Bolillo en la cita de 2006; además de Óscar Julián Ruiz, que estuvo en ambas, izaron el tricolor a su manera.
Ahora Reinaldo Rueda es el encargado de recibir la bandera, porque estará con Honduras en la Copa del Mundo en este 2010, un año que apenas comienza, pero que para el técnico empezó hace rato a trazarle su destino.
¿El 2009 marcó un antes y un después en su vida?
Indudablemente que en el aspecto profesional me brindó la consolidación de la carrera después de 30 años de ejercicio. Además, los años terminados en nueve como que fueron marcando el camino, porque aparte de iniciarme en el 79 a nivel aficionado, en el 89 viajé a Alemania para lograr la licencia de entrenador y 20 años después de eso se cumple un sueño y ojalá se pueda hacer un buen Mundial para conmemorarlo.
¿Qué le faltó por hacer?
Nada, fue un año bendecido por conservar la familia, con un gran logro profesional y después del insuceso en Francia (N. de la R.: sufrió un accidente automovilístico el 11 de diciembre), más agradecido que nunca con Dios por haber salido ileso, por estar con vida y llegar saludable a Colombia para compartir con todos los míos.
Expectativas no deben faltar de cara a 2010…
Estableciendo prioridades, lo vital va a ser fortalecer el grupo de Honduras, pensar que apenas son cuatro meses para una buena preparación y está el caso de cinco o seis jugadores sin continuidad actualmente, así que si logramos que se ubiquen y lleguen con un mejor nivel a la Copa del Mundo, facilitarán mucho las cosas; de lo contrario, vamos a sufrir y será compleja nuestra participación porque David Suazo salió del Inter y hasta ahora se acomoda en el Génova, Carlos Costly no juega en el Wisla Cracovia de Polonia, tampoco Víctor Bernárdez en el Anderlecht de Bélgica, Ramón Núñez no continuará en el Cruz Azul y Julio César de León sale del Torino, entonces si no logran actuar con regularidad, se complicará todo.
¿Siente mucha ansiedad porque llegue junio?
Sé que va a pasar muy rápido, empezamos este 4 de enero y de ahí al 12 de mayo, que es la fecha del viaje hacia la preparación previa, todo se dará en un abrir y cerrar de ojos. Además, marzo y abril serán meses definitivos para conformar la nómina de los 23 jugadores.
¿El sueño de dirigir en un Mundial lo trasnocha aún más?
Creo que lo hemos luchado, con Colombia y Honduras, y ahora lo dejo todo en manos de Dios para que ojalá se premie este trabajo de un cuerpo técnico colombiano que se entregó siempre con vocación y profesionalismo.
¿Con Colombia habría sido distinto?
Quedaron la amargura y la nostalgia de no haberlo podido lograr, por la confianza que se tuvo en ese trabajo y el magnífico grupo de jugadores con que se contó. Tal vez por eso en un momento del sorteo en Johannesburgo, por milésimas de segundo pensé cómo hubiese sido el sorteo de Alemania 2006, en el que habíamos podido estar.
¿Se recrimina en algo por ello?
No, Colombia ha trabajado las últimas eliminatorias con mucha dificultad y algo lindo de esto es que cuando ese enero 31 de 2004 el doctor (Óscar) Astudillo, presidente de la Federación, y el vicepresidente, Hernán Yunis, me encargaron la selección absoluta y me dejaron en claro que el proyecto era para 2010, supe desde ese momento que era un año predestinado para mí.
¿No se resigna a hacerlo realidad con la tricolor?
Hablar de esa situación en este momento no es saludable, por respeto al fútbol colombiano y a sus directivos. Además, hay técnicos en nuestro país de gran trayectoria, como el doctor (Francisco) Maturana, Bolillo (Gómez) y Luis Fernando (Suárez), que ya tienen esa experiencia mundialista, y otra gente importante y capacitada que también aspira a dirigir la selección.
Al menos una recomendación...
Más bien pedirle a Dios que ilumine al comité ejecutivo para que tome la mejor decisión y así volvamos a una Copa del Mundo, porque es algo que necesitamos todos.
¿Ser el único colombiano compitiendo en Sudáfrica aumenta la presión o el orgullo?
La presión siempre va a existir por la exigencia de un torneo de esa magnitud, además de la responsabilidad frente a un país tan pequeño como Honduras, cuya religión es el fútbol y sigue con fervor e intensidad a la selección. Y orgullo siento y sentí cuando cumplimos con ese primer paso de la clasificación, porque fue imborrable para todos en la llegada al aeropuerto de Tegucigalpa, donde los 10 mil aficionados gritaban ‘Colombia, Colombia’.
Podría enfrentar a Johan Vonlanthen, el samario nacionalizado suizo…
Justo el día del accidente en Francia, la exploración de los hoteles la hacíamos con un suizo y hablábamos mucho del caso de Johan, un talento que tienen bien ponderado en ese país y a quien una lesión le impidió jugar con regularidad la eliminatoria. Recuerdo cuando me llamó, siendo yo seleccionador juvenil de Colombia. Él estaba de vacaciones en Santa Marta, aún no había jugado para Suiza, me comentó su situación y ya después él tomó su decisión.
Y hasta de pronto le pita un partido Óscar Julián Ruiz…
Sería otro motivo de mucho orgullo, porque él tiene todos los méritos. Sería su tercer mundial y eso es algo que el fútbol colombiano debe reconocerle.
¿Se siente hoy más que nunca otro embajador de Colombia?
Seguro que va a ser una sensación de orgullo y satisfacción por el logro profesional alcanzado y justo en el sorteo me llevé mi primera sorpresa, porque un día antes de la ceremonia llegamos junto a dos directivos de la Federación Hondureña al hotel en Johannesburgo para acreditarnos y la escarapela mía no sólo estaba lista, sino que decía Colombia y no Honduras. En principio me dio hasta pena con ellos de que se llegaran a sentir mal, pero las autoridades me explicaron que al ser instructor Fifa, aparezco en la base de datos con mi nacionalidad.
¿El Mundial ya empezó para usted con el sorteo?
No ha empezado, lo del sorteo fue un evento bonito por tener el placer de compartir con toda la gente de la élite del fútbol mundial, pero como se los he dicho a los jugadores, solamente son mundialistas después de jugar los partidos, así que luego de afrontar ese primer encuentro el 16 de junio, ya se podrá afirmarlo; antes hay que asimilar todo con un buen equilibrio.
¿Cumplió con la clasificación o ahora se viene la principal responsabilidad?
Creo que las expectativas de Honduras son las de querer ser campeón del mundo y nosotros como profesionales, que el grupo logre un buen nivel para respaldar esa colectividad y por eso pongo de ejemplo a la Sub 20 de Colombia en el Mundial de Emiratos Árabes, el cual no ganamos, terminamos terceros y la Fifa la eligió en su momento como el mejor colectivo del planeta, una distinción que reconoció el esfuerzo, la capacidad e inteligencia de un grupo y creo que lo podemos lograr ahora con Honduras.
¿Se daría por satisfecho llegando a segunda fase?
Sería muy lindo para todos. Es difícil, pero esa es la aspiración y tenemos con qué, siempre y cuando lleguemos mentalmente equilibrados. Hay talento, el cual, de apoyarse con obediencia táctica, permitiría tener un buen suceso, pero debemos ser sensatos y realistas de que el favoritismo es para los demás del grupo, así que vamos a disfrutar con mucho respeto.