El título del pasado Mundial de Fútbol fue la confirmación de que España es, hoy por hoy, una de las potencias deportivas del planeta. Sus éxitos en lo que va del siglo nada tienen que ver con los resultados mediocres del pasado, pero sí son producto del trabajo de muchos pioneros de antaño, quienes fueron los encargados de implementar políticas de apoyo a la actividad física y crear las bases para que en cada disciplina se planificara y se trabajara con metodologías específicas y herramientas científicas.
El proceso comenzó antes de que ese país fuera sede del Mundial de Fútbol de 1982, pero se consolidó verdaderamente tras los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, en los que los ibéricos entendieron que el deporte era motor de desarrollo económico y, sobre todo, social.
“La evolución del deporte va de la mano con el progreso de una Nación, que en nuestro caso ha sido inmenso en los últimos 30 años”, dijo en una de sus últimas apariciones públicas Juan Antonio Samaranch, el ex presidente del Comité Olímpico Internacional, fallecido justo hace tres meses.
El dirigente, artífice del éxito comercial del sistema olímpico y hombre clave para que mejorara el mercadeo del deporte ibérico, no vivió para ver el máximo logró deportivo en la historia de su país, conseguido en Sudáfrica, pero sí disfrutó con muchos títulos mundiales en la última década y con la manera como España ha mejorado en los Juegos Olímpicos.
Hasta las justas de Seúl 1988, su país había logrado apenas 26 medallas, cinco de ellas doradas, en 16 participaciones. Desde Barcelona 1992 ha conquistado 86 en total, con 29 oros.
A eso se suman títulos orbitales en 22 deportes diferentes, 14 en pruebas individuales y ocho en competencias por equipos. De hecho, nombres como Rafael Nadal, Alberto Contador, Pau Gasol, Dani Pedrosa, Sergio García y Óscar Freire, entre otros, ya son leyendas en sus respectivas disciplinas, sin contar a otros muchos campeones anónimos porque sus especialidades no tienen tanta difusión.
“Claro está que antes los grandes atletas aparecían casi que por generación espontánea. Su talento era la gran herramienta que tenían para salir adelante. Hoy hay mecanismos que les facilitan las cosas a los deportistas que tienen aptitudes y quieren destacarse”, explica Jaime Lissavetzky, el secretario de Estado para el Deporte, quien agrega que “las nuevas generaciones son ganadoras. Han crecido viendo a sus compatriotas ganar, sin complejo y con mentalidad de triunfo. Con mayor financiación, una buena planificación y mucha formación en las categorías de base, porque seguimos sembrando para el futuro”.