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¿Derecho a morir dignamente?

Un actor que programó su muerte, un padre italiano que busca a alguien que desconecte a su hija en coma y un polémico documental le recordaron esta semana al mundo que la eutanasia sigue siendo un tema sin consenso.

Redacción Vivir
13 de diciembre de 2008 - 10:00 p. m.

La semana comenzó con la noticia sobre la muerte del actor y director de teatro de origen belga Carl Ridders, quien acorralado por el avance de una enfermedad neuromuscular recurrió a la eutanasia para escapar de un dolor innecesario. “Soy un hombre feliz, vivo en una época y en un lugar donde puedo determinar mi propio final y poner fin al sufrimiento en vano”, fue el último mensaje que Ridders colgó en su blog. El domingo murió rodeado de flores blancas, música y champán.

Entretanto, Giuseppe Englaro continuaba su peregrinaje por centros médicos italianos en busca de alguien que se ofreciera a cumplir la sentencia del Tribunal Supremo que autorizó desconectar a su hija Eluana, de 17 años, de las máquinas que la mantienen con vida. Eluana sufrió un accidente de tránsito en 1992 y desde entonces entró en un estado de coma clasificado por los médicos como “irreversible”. Era la otra cara del mundo que describió Ridders en su mensaje: uno donde poner fin al sufrimiento es un derecho inconcluso.

Por si fuera poco, el miércoles pasado, el canal Sky Real Lives transmitió a su audiencia en Inglaterra el documental ¿Derecho a morir?, suscitando una polémica mundial. En el documental el realizador John Zaritsky captó el instante en que muere Craig Ewert, un estadounidense que sufría una enfermedad degenerativa. En el momento más emotivo del documental, Ewert intercambia un beso con su esposa y le dice “Cariño, te quiero tanto”. Ella se despide con un “Ten un buen viaje. Nos veremos en el futuro”.

Por supuesto, la voz de organizaciones que se oponen a la eutanasia se hizo sentir a lo largo de la semana. Peter Saunders, director de Asistencia, no Muerte, tildó el documental de voyerista y acusó al canal de querer ganar raiting.

Domenica Roberts, de la Alianza Pro Vida , dijo que resultaba “triste y peligroso mostrar este tipo de cosas en televisión, pues se envía el mensaje de que la vida de algunas personas no tiene ningún valor”.

El director del documental, John Zaritsky, se mostró ofendido por las críticas que sugerían un interés comercial detrás de su trabajo: “la programación televisiva está llena de todo tipo de violencia inverosímil y muertes nauseabundas en series de ficción, pero cuando la muerte real de un hombre valiente que acaba con su vida de manera serena y pacífica se graba con una cámara, entonces dicen que el director de cine ha ido demasiado lejos. No estoy de acuerdo”.

En la entrevista que Zaritsky concedió a el diario El País de España, defendió el derecho de personas como Carl Ridders, Eluana Englaro y Craig Ewert a acabar con su vida: “espero que la película suponga un cambio y que la eutanasia y el suicidio asistido sean una opción disponible para la gente en cualquier parte. También que los gobiernos de cualquier país presten al fin atención a los votantes que, en diferentes consultas electorales, apoyan de manera constante la legalización”.

Por Redacción Vivir

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