Definido el nuevo Presidente de la República e iniciado el empalme entre el gobierno saliente y el entrante, el país político comienza a mirar hacia el futuro, y en el horizonte aparecen ya las elecciones locales y regionales de octubre de 2011, que para algunos significan la consolidación de lo hecho en las legislativas y presidenciales y para otros, la oportunidad de la revancha.
Es claro que la propuesta de un gobierno de unidad nacional del mandatario electo Juan Manuel Santos, acogida por los partidos Conservador, Liberal y Cambio Radical —incluida, claro está, su propia colectividad, el Partido de la U—, implicará un reacomodamiento de las fuerzas de cara a ese nuevo pulso electoral. Sin duda, el uribismo, quizás ya transformado en santismo, buscará mantener la hegemonía local y regional, mientras que el Partido Verde y el Polo Democrático intentarán ganar más espacios.
El ex alcalde de Bogotá Luis Eduardo Garzón, uno de los bastiones de los verdes en la reciente campaña, ya lo había advertido: “La elección presidencial no es la única razón de nuestra unión. Estamos interesados también en las elecciones parlamentarias, en las locales y regionales de 2011 y en un proyecto a largo plazo”, dijo.
Hoy, con más de tres millones y medio de votos por Antanas Mockus, el pasado domingo, y ocho congresistas elegidos en marzo, los verdes quieren jugar duro en octubre de 2011. El reto del Partido se definirá en la reunión prevista para agosto próximo, con miras a una convención nacional que definirá la hoja de ruta de la colectividad para esos comicios.
Pero ese pulso por lo local y lo regional podría tener un ingrediente adicional. El mismo Juan Manuel Santos se ha mostrado de acuerdo con la reelección de alcaldes y gobernadores. “El proyecto de reforma constitucional fue presentado y tendrá nuestro apoyo”, dijo en una entrevista antes de su elección. Dado que tiene las mayorías en el Congreso, es posible que, por fin, la iniciativa salga adelante y pueda aplicar el próximo año, lo cual cambiaría radicalmente el panorama.
Por lo pronto, todos —uribistas, santistas, verdes, liberales, conservadores y los de Cambio Radical— saben que el premio mayor es la Alcaldía de Bogotá, que también querrá conservar el Polo Democrático y por la que hay que comenzar a trabajar desde ahora.
Por eso, desde hace rato se viene hablando de una verdadera nómina de lujo de aspirantes: el ex alcalde Enrique Peñalosa, su alumno aventajado David Luna, el ex candidato del Polo Gustavo Petro, el ex ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, la ex senadora Gina Parody, el actual vicepresidente Francisco Santos, Juan Ricardo Ortega, secretario distrital de Hacienda y, dicen, que hasta el presidente Álvaro Uribe quiere estar en la baraja.
Pero Bogotá no será el único frente de lucha, hay gobernaciones y alcaldías claves en todo el país, y la expectativa está en saber cómo hará la coalición de gobierno para resolver los dilemas de un escenario donde pesan intereses muy distintos a lo nacional.
El senador de Cambio Radical Jorge Enrique Vélez tiene su postura en este sentido: “Sería muy grave que después de haber sacado la gran votación con la propuesta de unidad, no hiciéramos exactamente lo mismo en todos los departamentos y alcaldías. Tenemos que seguir unidos y para eso hay alternativas, y es la que ha propuesto Cambio Radical: consultas interpartidistas, donde quien gane sea el candidato a la gobernación o a la alcaldía. Creemos que es lo más lógico si queremos mostrar coherencia. Hay que tener candidatos únicos”.
Los partidos políticos saben que en lo local y lo regional es donde se ratifica su identidad y se consolidan su base y estructura. Por eso, una vez pase la euforia de la elección presidencial y se decante el nuevo gabinete y las demás fichas clave del gobierno de Santos, en menos de lo que canta un gallo el país se verá otra vez sumergido en el juego electoral.