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Asalto armado al bastión rojo en Bangkok

El país era un caos. Los camisas rojas les prendieron fuego a 17 edificios en la capital de Tailandia. Varios muertos.

José Reinoso / Especial de ‘El País’, Bangkok
19 de mayo de 2010 - 10:57 p. m.

Numerosas tropas y vehículos blindados se concentraron en la mañana del miércoles junto al campamento de los camisas rojas en el centro de Bangkok, el bastión que miles de manifestantes instalaron desde abril en el centro de la capital para pedir la disolución del Parlamento. Una docena de helicópteros sobrevolaron la zona a las 7.30 de la mañana, mientras el humo de los neumáticos ardiendo comenzaba a elevarse entre los rascacielos del distrito comercial y de negocios con las primeras luces del día.

El ejército bloqueó las pocas calles que aún quedaban abiertas en los alrededores de Silom y se desplegó al sur de la principal barricada del campamento. Poco después comenzaron a oírse explosiones y disparos.

Los militares lanzaron varios disparos al aire para instar a los manifestantes y civiles a abandonar el campamento. “Por favor, abandonen inmediatamente el lugar. Los oficiales van a llevar a cabo una operación”, gritó uno de los militares a través de un altavoz. Lo siguiente fue lanzar agua a presión y gases lacrimógenos contra las trincheras para evitar que los camisas rojas les prendieran fuego.

Nattawut Saikua, uno de los líderes del frente antigubernamental, les pidió a los manifestantes que mantuvieran sus posiciones: “Pedimos a todo el mundo que esté preparado para un ataque, porque los blindados han comenzado a movilizarse”. Pero pronto el caos se apoderó del lugar. Entre 3.000 y 5.000 camisas rojas, que se encontraban dentro y fuera del campamento, montaron barricadas, las rociaron con combustible y les prendieron fuego.

Eso no detuvo a los militares que atravesaron el área. Cuando estaban en el interior del campamento les pidieron a los manifestantes salir de la zona. Muchos lo hicieron, pero una buena cantidad de manifestantes dijeron que irían hasta la muerte. Ahí comenzó el caos. Escenas de vandalismo y pánico se apoderaron de la capital tailandesa. La ciudad estaba invadida por una humareda negra causada por artefactos incendiarios y por el fuego que los manifestantes le prendieron a 17 edificios del centro financiero de Bangkok. La situación se extendió por otras 23 regiones del país en donde camisas rojas salieron a protestar.

Los manifestantes atacaron el canal 3 de la televisión estatal. Según medios tailandeses, 15 personas murieron, entre ellos el fotoperiodista italiano Fabio Polenghi, y más de 50 resultaron heridas. Ante esta situación, el gobierno extendió el toque de queda en 23 provincias del norte y noreste del país.

“Les pido perdón a todos, pero no quiero más pérdidas. Estoy desolado también. Nos rendiremos”, aseguró Jatuporn Prompan, uno de los dirigentes de la protesta, desde el estrado situado en el centro del campamento. Poco después la televisión tailandesa mostraba imágenes de Prompan y de otros líderes opositores detenidos. Sin embargo, el anuncio de rendición no llevó la calma a las calles de Bangkok y aún no está claro el desenlace de la crisis política que dura ya más de dos meses y que ha causado casi cien muertos.

El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, defendió la operación y declaró que era necesario para restaurar el orden en el país.

Por José Reinoso / Especial de ‘El País’, Bangkok

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