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Barack Obama, sudando petróleo

El 71% de los estadounidenses consideran que al presidente le ha faltado determinación frente al vertido de crudo en el Golfo de México.

Redacción Internacional
15 de junio de 2010 - 11:34 p. m.

El martes, el interrogatorio del Comité de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos fue extenso y exigente para los empresarios petroleros, todo a raíz de los casi dos meses que completa el vertido de crudo en el Golfo de México.

Por supuesto, sobre quien pesó la mayor parte de la atención fue en Lamar McKay, el presidente para Estados Unidos de la British Petroleum (BP), empresa responsable del pozo que desde el pasado 20 de abril derrama, diariamente, entre 20.000 y 40.000 barriles de petróleo. Una de las declaraciones de McKay que generó polémica fue la de no comprometerse a crear un fondo de auxilio económico para compensar a las víctimas del vertido. “No estoy en disposición de afirmar si será creada una cuenta corriente”.

La idea de crear dicho fondo había sido planteada por el presidente del país, Barack Obama, el pasado viernes, al tiempo que daba un ultimátum de 48 horas a BP para controlar la fuga. Hoy, tres días después de que el plazo se venciera y cuando está pactada una reunión entre el gobierno y los líderes de la BP, la gente empieza a criticar al presidente como una persona de mano muy blanda ante una situación tan grave (se trata de la mayor tragedia ecológica de la historia de Estados Unidos).

Un sondeo publicado hoy por el diario USA Today sostiene que el 71% de los estadounidenses cree que Obama, quien había planeado anoche un discurso para explicar su gestión frente al vertido, ha carecido de dureza y determinación.

La audiencia de el martes en el Congreso hizo ver solitario a Mckay  haciendo frente al problema y argumentando que la exploración petrolera es más que necesaria para un estilo de vida norteamericano. Los representantes de ExxonMobil, ConocoPhillips; Shell y Chevron estuvieron de acuerdo con que el derrame habría podido evitarse si se hubieran seguido los protocolos básicos de seguridad de la industria. “Creo que una investigación independiente mostrará que esta tragedia se podía haber evitado”, ha dicho John Watson, jefe ejecutivo de Chevron. Por su parte, Rex Tillerson, presidente de Exxon Mobil, afirmó que “este accidente marca un antes y un después en las normas de perforación en aguas profundas”.

No es de extrañarse este distanciamiento, pues por cuenta del derrame en el Golfo de México, el gobierno de Barack Obama optó por suspender hasta 2011 el plan de exploración petrolera en Alaska, en el mar de Beaufort, una decisión de consecuencias millonarias que afectó principalmente a Shell.

Por Redacción Internacional

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