La prensa oficial de Cuba ya reportó el anuncio: el gobierno liberará a 52 prisioneros, cinco de ellos en pocos días, aún no se establece la fecha, y el resto irá abandonando las cárceles a lo largo de los cuatro meses siguientes. En Europa, como en muchos otros países, la noticia también fue reportada, con la diferencia de que a esos prisioneros cubanos se les llama presos políticos o presos de conciencia.
Para la oposición, los 52 reos forman parte del llamado “Grupo de los 75”, disidentes políticos que en la primavera de 2003 fueron condenados por actos contra la protección de la independencia nacional y la economía de Cuba y actos contra la independencia y la estabilidad territorial del Estado. Las condenas se efectuaron amparadas en la Ley N° 88, “la Ley Mordaza de la Primavera Negra”, para quienes no compaginan con el gobierno isleño.
Una de las más complacidas con la noticia de las liberaciones fue Alicia Hernández, madre del disidente Guillermo Fariñas. “Aliviada, pero a la vez preocupada por la salud de mi hijo”, decía por teléfono poco antes de que se oficializara el levantamiento de la huelga de hambre y sed que Fariñas había emprendido hace más de cuatro meses.
La salud del disidente se agravó la semana pasada, cuando los médicos del Hospital de Santa Clara, su ciudad, revelaron que lo afectaba una infección bacteriana adquirida debido al catéter por el cual era hidratado. “Continúa mal, lo veo deteriorado. Dice que le duelen todas las articulaciones”, relató la madre. “Me comprometo a curarme ante mis hermanos”, expresó Fariñas en un comunicado que suscribió al lado de otros disidentes, en el que además agradeció a quienes lo apoyaron durante los más de cuatro meses que duró su protesta.
La huelga de hambre ha sido el método de oposición que Fariñas ha utilizado desde la década del 90. Tiene en su historial 23 huelgas, todas ellas dedicadas a combatir la represión que, según él, se vive en la isla. La última de ellas, en favor de los presos políticos, comenzó el 24 de febrero pasado, un día después de que el preso político Orlando Zapata Tamayo muriera tras 86 días de huelga de hambre pidiendo por un mejor trato en las cárceles cubanas. A la lucha también se unieron las Damas de Blanco, las madres y familiares de los presos, quienes constantemente organizaban manifestaciones masivas.
Los diálogos entre la Iglesia católica cubana y el gobierno de Raúl Castro finalmente concluyeron en el anuncio de las liberaciones y en el cese del calvario para el disidente. De visita en La Habana, Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores de España —adonde podrán ser trasladados los presos liberados—, aprovechó la coyuntura para sugerir que la Unión Europea no tiene “ninguna razón” para continuar con su política de aislamiento al gobierno de Cuba. “Es lo que mis colegas me pidieron, que si conseguíamos zanjar la cuestión de los presos, pues lógicamente se levantaría la posición común”. Por otra parte, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, calificó como positivo el anuncio de liberación, aunque en su opinión se tardó demasiado.