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La revolución de la basura

Nápoles (Italia) está hace 16 años en estado de emergencia por residuos.

Miguel Mora / Especial de El País, Roma
21 de octubre de 2010 - 10:00 p. m.

El comité ciudadano lleva meses exigiendo el cierre del basurero, enclavado en el Parque Nacional del Vesubio, pero esta semana el gobierno respondió con el anuncio de la apertura de un nuevo botadero muy cerca del actual. Y eso forjó lo que ya se conoce aquí como la Intifada del Vesubio o la Revuelta de las madres volcánicas, por la participación de muchas mujeres en la protesta.

Del vertedero de Terzigno depende en este momento todo el ciclo de recogida de la provincia de Nápoles, ubicada al sur de Italia, pues es el único activo. Los otros 18 están llenos. Como consecuencia de los problemas en el Vesubio, las calles del centro de la capital están otra vez inundadas de inmundicia, y la alcaldesa, Rosa Russo Iervolino, ha pedido ayuda urgente a Roma.

La basura es un sector dominado desde hace al menos dos décadas por la Camorra, la mafia local, cuyas empresas controlan especialmente el transporte de residuos, legales e ilegales.

Durante otra larga noche de tensión junto al volcán, 200 policías cargaron contra un par de miles de vecinos que trataban de evitar la llegada de los camiones. Hubo dos detenidos, varios heridos, duros choques entre las fuerzas del orden y los manifestantes, miedo, lágrimas y carreras.

“Ha sido la enésima noche pasada al frío, entre fluidos nauseabundos y cargas policiales”, escribe en su blog Vesubio en Lucha Angelo Genovese, profesor de universidad y uno de los líderes del comité vecinal.

Presiones locales

Los vecinos incendiaron un autobús de línea. En la noche, los disturbios duraron hasta el amanecer, pero los camiones de la basura han podido realizar su trabajo. Por la mañana, un grupo de personas armadas con palos destruyó las vitrinas de varias tiendas del centro de Boscoreale, incendió una bandera italiana, y lanzó piedras contra la policía que escolta a los camiones.

El alcalde de Boscoreale, del Pueblo de la Libertad, anunció que dejará el partido en protesta por la decisión de abrir un nuevo basurero, llamado cava Vitiello, en el Parque Nacional del Vesubio. “No aceptaremos nunca que lo abran. Nos opondremos con todas nuestras fuerzas democráticas”, dijo el burgomaestre Gennaro Langella a la multitud reunida en la plaza de la Paz de Boscoreale, epicentro de las protestas.

“Berlusconi prometió que vendría y no ha mantenido su promesa”, recordó el alcalde.

Un ciudadano explicó a la televisión Sky: “Somos sólo ciudadanos indignados y preocupados por la salud de nuestros hijos. Aquí no se puede vivir. No podemos respirar”.

Las autoridades policiales, que han acusado a los vecinos de organizar una “guerrilla”, mostraron hoy su “amargura” por tener que usar la violencia contra los ciudadanos. Genovese, el profesor universitario, explicó: “La protesta en los municipios vesubianos no está dirigida por la Camorra. Somos gente normal (funcionarios, amas de casa, niños y ancianos), personas exasperadas que luchan por sobrevivir, por un nuevo derecho a la salud y un nuevo plan de gestión de la basura. Todas las instituciones (locales, regionales, estatales) son cómplices de este crimen medioambiental que dura desde hace décadas”.

Miles de habitantes de Terzigno y Boscoreale, dos pueblos situados en la falda del Vesubio, a 20 kilómetros de Nápoles, pasan la noche combatiendo con las fuerzas del orden. La población, desesperada porque el único vertedero activo de la provincia está situado a 500 metros de sus casas, intenta evitar cada noche desde hace semanas que los camiones descarguen más inmundicia.

Por Miguel Mora / Especial de El País, Roma

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