Se acabó la incertidumbre en Israel. Luego de que muchos israelíes le apostaran al regreso de una mujer al poder, las alianzas políticas acabaron con esos suaves vientos de cambio.
Es así como Benjamin Netanyahu, líder del partido de derecha Likud, vuelve a hacerse con las riendas del poder en Israel tras años en la sombra y a la espera de su oportunidad, que llegó en los últimos días cuando consiguió el apoyo suficiente para acabar con las aspiraciones de la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, quien ganó las pasadas elecciones en voto popular.
Netanyahu, conocido por su habilidad política y sus ansias de poder, fue quien logró reunir el mayor apoyo político: su partido consiguió el respaldo de 65 de los 120 miembros del Parlamento israelí, lo que lo puso a la cabeza del gobierno israelí.
Por eso, el presidente del Estado, Simon Peres, le encargó la misión de formar gobierno. En seis semanas, “Bibi”, como es conocido, tendrá que formar una coalición de gobierno. Hecho que ya se da por descontado, pues Netanyahu es uno de los políticos más derechistas del país y fue precisamente de ese sector de donde llegó el respaldo que le devolvió el poder.
El político, de 58 años, llegó al poder en 1996 con muchos apoyos. Su falta de experiencia y su larga estadía fuera del país hicieron que perdiera respaldo. Netanyahu nació en Tel Aviv, pero se educó en Estados Unidos, en donde se licenció en Administración de Empresas y Arquitectura en el Instituto Tecnológico de Massachussetts.
Sin embargo, para sus seguidores este hombre tiene todo a su favor: es joven, enérgico, habla un inglés fluido y es un maestro en manejar los medios de comunicación de Occidente. Se convirtió en el primer ministro israelí más joven de la historia en 1996, pero perdió el cargo de primer ministro en mayo de 1999, luego de que decidiera llamar a elecciones anticipadas.
En aquella época parecía que quería la paz con los palestinos. En 1998 firmó el acuerdo de paz de Wye River, pero luego su posición cambió. Hoy Netanyahu es uno de los más fieros opositores a la idea de la creación de un Estado Palestino.
Luego de un escándalo de corrupción en que también se vio implicada su esposa Sara, Netanyahu desapareció de la escena política. Volvió en 2006 como candidato a primer ministro, pero sufrió la peor derrota. Entonces prefirió mantener un bajo perfil.
Hasta ahora que vuelve con nuevos bríos al poder. Netanhayu es consciente de que será primer ministro, pero no por una abrumadora victoria, sino por los cálculos matemáticos necesarios para conformar una mayoría parlamentaria. Afirmó que afronta la misión con gran responsabilidad y con el objetivo “de conseguir la paz y la seguridad en el país”.