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Ecos de la muerte de Orlando Zapata

Entierro de disidente agudiza las críticas a Cuba.

Redacción Internacional
25 de febrero de 2010 - 10:29 p. m.

Eran las 7:00 a.m. del jueves cuando comenzó el entierro de Orlando Zapata Tamayo, en el pueblo cubano de Banes, del que era oriundo. “Querían enterrarlo antes de que los pobladores despertaran”, acusó Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. Zapata era un disidente preso en la cárcel de Camagüey que había pasado 85 días sin probar alimento, todo para exigir un mejor trato de las autoridades carcelarias, para pedir respeto por quienes no comparten la forma en la que se gobierna la isla.

Sánchez relató que desde el martes, cuando en un hospital de La Habana Zapata falleció de inanición, las entradas al poblado y los lugares públicos comenzaron a ser custodiados por agentes de seguridad del Estado, como si se tratara de un pueblo sitiado. A la voz de Sánchez se unieron las versiones de más de 50 opositores que afirmaron haber sido increpados por las fuerzas oficiales para quedarse en sus casas y no asistir a los actos fúnebres del disidente.

La muerte de Zapata y los hechos en que derivó generaron múltiples reacciones, algunas insinuando la culpa del Régimen. En un comunicado emitido el jueves por Catherine Ashton, la responsable de la cartera de Política Exterior de la Unión Europea (UE), se lee: “La UE reitera su llamamiento a las autoridades cubanas para que hagan real el compromiso con los derechos humanos que asumió con la firma de la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de tal modo que permita la liberación incondicional de todos los presos políticos”.

La resonancia del fallecimiento del disidente llegó hasta el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien justamente ayer abandonó Cuba tras dos días de visita antes de partir rumbo a Haití. Ante la presión de los periodistas y todavía en la isla, Lula declaró: “Lamento profundamente que una persona haya muerto por una huelga de hambre”.

De acuerdo con los opositores cubanos, la visita del presidente de Brasil y sus reuniones con Fidel y Raúl Castro ha sido el desvío de atención perfecto para enfocar toda la información de la prensa oficialista en un único hecho y no reservar espacio alguno para reportar el fallecimiento de Orlando Zapata.

Por su parte, el presidente de Cuba, Raúl Castro, ante las críticas provenientes del exterior, declaró que “no hubo torturados, no hubo ejecución. En el único lugar del territorio cubano que esto sucede es en la base estadounidense de Guantánamo”. En una posición adversa, publicada por el portal español de noticias abc.es, Regina Tamayo, la madre de Zapata, sentenció: “No fueron los Estados Unidos los que no dieron respuesta a más de ochenta días de huelga de hambre. Ni los que torturaron a mi hijo. Ha sido un asesinato premeditado. El régimen tenía fotos y videos de él, sabía cómo estaba... que Raúl Castro pague a buen precio la muerte de mi hijo”.

Por Redacción Internacional

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