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'Que los terroristas pierdan nacionalidad'

La propuesta de un senador de Estados Unidos.

Antonio Caño / Especial de El País, Washington
06 de mayo de 2010 - 10:29 p. m.

“Lo estaba esperando. ¿Qué son, policías o agentes del FBI?”, preguntó Faisal Shahzad a los hombres que lo detuvieron a bordo del avión de Emirates en el que trataba de huir. Su interrogatorio continúa con la esperanza de saber por qué decidió abandonar el sueño americano por la yihad (la guerra santa islámica). Pero, mientras tanto, su caso ha tomado ya una polémica de tinte  político: el senador Joe Lieberman, respaldado por algunos de sus colegas, presentó el miércoles una ley para que se prive de la nacionalidad estadounidense a los acusados de terrorismo.

La iniciativa de Lieberman fue respaldada inmediatamente por el senador republicano John McCain y, posiblemente, recibirá más apoyos en las próximas horas. El influyente senador demócrata, Charles Schumer, dijo que le sonaba a “algo que podría aceptar”.

“Todo ciudadano norteamericano del que se demuestre su vinculación con una organización terrorista extranjera, conforme a los criterios del Departamento de Estado, debe de ser privado de sus derechos como ciudadano estadounidense”, declaró el senador de Connecticut, el Estado en el que residió el sospechoso del atentado frustrado de la plaza de Times Square, en el centro de Nueva York. McCain añadió que, tanto Shahzad como otros ciudadanos norteamericanos que en el futuro escojan ese camino, “deben de ser tratados como combatientes enemigos” y entregados a la justicia militar.

Faisal Shahzad se acogió a su derecho a la nacionalidad norteamericana hace 13 meses en virtud de su matrimonio con una ciudadana de este país, una mujer nacida en Colorado aunque, como él, de origen paquistaní. Antes de adquirir ese pasaporte, en una ceremonia en Connecticut en la que juró respetar la Constitución de Estados Unidos, Shahzad había cursado con éxito estudios de computación y finanzas, consiguió un buen trabajo, acudía a un gimnasio, comía en buenos restaurantes y desarrolló una correcta relación con sus vecinos.

Todo eso se derrumbó a raíz de un viaje de Shahzad a Pakistán en abril del año pasado cuando estuvo en zonas de fuerte presencia talibán. A ese viaje siguieron otros en los que, según ha contado, recibió adiestramiento en el uso de explosivos y entrenamiento militar.

Por Antonio Caño / Especial de El País, Washington

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