A la declaración de hace unos días del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, diciendo que no tenía “intenciones de arreglar la situación con Colombia”, se sumó una presunta incursión de paramilitares en el vecino país, lo que provocó un duro reclamo del gobierno de Quito.
En una “enérgica protesta”, las autoridades ecuatorianas les piden a las colombianas que “tienen que reforzar su lado de la frontera”. La Cancillería recalcó la gravedad del hecho, que se registró la noche del 4 de noviembre. “Tal incursión constituye una prueba más de la falta de presencia y control colombiano en la frontera, por lo que ha solicitado nuevamente a las autoridades de dicho país reforzar su presencia y control”, dice el comunicado.
Esta ha sido la principal queja del gobierno del presidente Rafael Correa. Sin embargo, analistas advierten que el malestar con Colombia ya es personal. “El gobierno de Álvaro Uribe debe reconocer los errores cometidos en el Ecuador, pero el presidente Correa debe también ceder”, dijo Daniel Ceballos, de la Universidad Central de Quito. En un editorial en el diario El Comercio, de Quito, Miguel Rivadeneira aconseja que “las relaciones internacionales no se pueden manejar como las relaciones internas”.