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Adén, el paraíso pirata

Las costas de Somalia son catalogadas hoy como las más peligrosas del mundo. En la última semana, 8 barcos han sido tomados por corsarios en las costas africanas. Este año, ya son 39 las naves secuestradas.

Redacción Internacional
19 de noviembre de 2008 - 09:18 p. m.

Las aguas del océano Índico se han convertido en una zona por la que ningún capitán de barco quiere pasar. La razón: los constantes ataques de piratas que no han podido ser controlados ni siquiera por la fuerza de la OTAN y la poderosa V Flota estadounidense, desplegadas en ese territorio.

Luego de que el fin de semana un comando de piratas somalíes se apoderara del superpetrolero saudí ‘Sirius Star‘, ayer fueron capturados otros dos barcos. Esta vez el turno fue para una nave tailandesa con 16 tripulantes y un barco de carga de bandera iraní con 25, según informó Noel Choong, del centro contra la piratería de la Oficina Marítima Internacional, con sede en Malasia.

Los dos incidentes elevan a ocho el número de naves secuestradas durante esta semana en el golfo de Adén, en un año dramático en que desde los primeros meses han sido atacadas 95 embarcaciones y 39 han sido raptadas.

Para Choong, la situación se está saliendo de control porque “no hay ningún mecanismo disuasivo firme y por eso continúan los ataques de los piratas”. “Las actividades delictivas están floreciendo porque los riesgos son bajos y los premios son sumamente altos”, dijo refiriéndose a los rescates pagados por la libertad de barcos y rehenes.

Los secuestros, realizados cada vez más lejos de las costas de Somalia, han incrementado el índice de riesgo de estas aguas, que son consideradas ya como las más peligrosas del mundo, hasta el punto de que algunas compañías de transporte ya emitieron la orden a los capitanes de sus barcos para que las naves rodeen África y pasen por el cabo de Buena Esperanza, en lugar de llegar a Europa a través del canal de Suez, incrustado en el golfo de Adén.

El funcionamiento de las organizaciones piratas incluye a más de cien personas. Un antiguo visitante de la zona dijo a la BBC que “el grupo que hace el primer ataque es pequeño, normalmente son entre siete y diez... viajan en potentes lanchas con armamento pesado. Una vez que toman la embarcación, otros 50 piratas aparecen para quedarse a bordo, mientras que otros 50 esperan en la costa en caso de que algo llegue a salir mal”.

Cambio de vida

De la mano de la piratería vino el lujo para varias zonas costeras de Somalia. Según un informe de BBC, ahora hay un contraste en los puertos de Eyl y Bandarbeyla (En Puntland, al norte del país), a donde usualmente son llevados los barcos secuestrados.

Después de vivir en la pobreza, hoy muchos de los ciudadanos visten lujosos trajes, se transportan en camionetas todo terreno de último modelo y se acompañan de un computador portátil. Algunos afirman ser los contadores de una banda pirata, otros los jefes del equipo de negociación. Todos procuran quedarse con una parte del creciente negocio que mueve millones de dólares y que se convierte gradualmente en la base económica de la región.


Así lo ven sus habitantes, que en su mayoría consideran a los piratas como verdaderos héroes por ser los motores de las finanzas. “Los piratas dependen de nosotros y nosotros nos beneficiamos con ellos”, declaró Sahra Sheik Dahir, propietaria de un negocio en Haradhere, la localidad más cercana al sitio donde ancló el superpetrolero de Arabia Saudita, secuestrado con 100 millones de dólares en petróleo en sus depósitos.

Allí, los residentes festejaron la llegada del petrolero secuestrado esta semana. Los comerciantes comenzaron a abastecerse de abundantes cantidades de cigarrillos, alimentos y gaseosas de naranja frías, e instalaron pequeños negocios en la playa en los que los piratas pueden comprar todo lo que necesitan para ellos y sus rehenes. El asunto ha tenido tal trascendencia que ya se abrieron restaurantes de comida internacional para que los rehenes de los barcos puedan alimentarse de la forma más parecida a sus países.

 Un negocio rentable

Hoy en la región costera de Puntland se construyen casas con lujos jamás vistos en el país. Los observadores internacionales aseguran que, en promedio, los piratas han ganado en el último año cerca de 30 millones de dólares por pagos de rescate, cifra superior al presupuesto anual de Puntland, que ronda los 20 millones de dólares.

El dinero es entregado a los secuestradores desde helicópteros o enviado en maletas resistentes al agua. Además, por si las cuentas no coinciden con lo pactado, los piratas disponen de máquinas para contar el dinero, las mismas usadas por las casas de cambio o bancos en Occidente, y los pagos se hacen en efectivo, ya que en Somalia no funcionan las entidades bancarias.

Para los piratas, “conseguir equipo y armamento de mejores condiciones es fácil, porque hay conexiones en Dubai, Nairobi, Djibouti y otras ciudades”, dijo desde Eyl el pirata Aden Yusuf en conversación telefónica con The Associated Press. “Nosotros sólo les enviamos dinero y allá nos consiguen todo lo que necesitemos”.

La Unión Europea tomará medidas

El ministro de Defensa de Francia, Hervé Morin, anunció ayer que el próximo 8 de diciembre se iniciará la misión de la Unión Europea (UE) contra la piratería en el golfo de Adén.

Morin, cuyo país ejerce este semestre la presidencia de la UE, dijo a la prensa que la misión  implicará entre “cinco y ocho” navíos de guerra y que “comenzará el próximo 8 de diciembre”, antes de lo inicialmente previsto.

Los objetivos que tendrán estas naves serían fundamentalmente tres. Según Morin, deberán “garantizar la escolta de los barcos de marina mercante de los armadores que lo pidan, seguir escoltando los navíos de Programa Alimentario Mundial de Naciones Unidas (que se encargan de transportar entre 30.000 y 35.000 toneladas mensuales de ayuda humanitaria para dos millones de somalíes que corren riesgo de sufrir una hambruna),  y llevar a cabo operaciones de control de la zona con aviones de patrulla marítima”.

La Unión Europea aprobó el 10 de noviembre la puesta en marcha de una misión naval para combatir la piratería en el Cuerno de África, con la participación de nueve países, entre ocho y diez buques, y varios aviones de seguimiento.

Por Redacción Internacional

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