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En el reino del liqui-liqui

El Torneo Internacional del Joropo, que se realizó por estos días en Villavicencio, puso de moda un atuendo.

Rosario Moreno Hernández / Especial para El Espectador
30 de junio de 2009 - 11:00 p. m.

Cuando en 1982 Gabriel García Márquez recibió el premio Nóbel en Estocolmo vestido de liqui-liqui, reveló para muchos en el mundo una prenda antiquísima, pero que en los Llanos Orientales era usada por los hacendados precisamente en las mejores reuniones sociales.

Lo curioso es que, según investigadores llaneros, el liqui-liquí tuvo su origen muy lejos de las fiestas de alcurnia y más bien nació como una prenda de guerra utilizada por los mismísimos soldados en campos de batalla en países como Japón, China, India y Tailandia, entre otros asiáticos.

La casaca guerrera con cuello cerrado y botones, fue traída a América, según algunos folcloristas, por  las legiones británicas, pero su nombre se deriva de una  palabra francesa,  liquette,  que es un tipo de camisa. A Colombia llegó a través de los araucanos que lo adoptaron de los venezolanos, porque  ellos lo utilizaban para todos los eventos sociales. 
 
La prenda consta de una blusa o casaca con bolsillo  y el pantalón. La casaca  en la parte del cuello tiene un adorno que lo une llamado ‘yunta’. Esta en el pasado era en oro y marcaba la posición social de las personas que la llevaban, que por lo general eran hacendados o ganaderos.

Los botones eran fabricados en hueso de animales y de acuerdo al número que fueran puestos en la manga de la casaca, indicaba la posición de jerarquía social que ocupaba en la región.

Los colores tradicionales de este vestido son verde claro, gris, negro, beige, azul claro, blanco, gris petróleo, entre otros, siempre era un solo color para la casaca y el pantalón.

“Infortunadamente el liqui-liqui pasó de ser un traje representativo de un contexto social a un disfraz. Ahora lo hacen con una cantidad de atuendos, combinados y hasta avisos publicitarios que dejan atrás la elegancia que tenía  esta prenda  para el llanero”, manifiesta el folclorista Gustavo Rodríguez Martínez.

Además, agrega, los jóvenes que bailan joropo no lucen debidamente este traje, ya que se arremangan el saco y el pantalón y bailan hasta descalzos.

 “El sombrero se lo ponen como sea, dejando a un lado la elegancia verdadera de estas prendas. Es muy triste, porque esto demuestra el poco sentido de pertenencia que tiene los jóvenes hacia su propia  cultura llanera”, dice Rodríguez.

Los artistas que más utilizan esta prenda en el folclor llanero son los contrapunteadores y los bailadores de joropo.

En la pasada entrega de los premios Grammy Latinos, el liqui-liqui volvió a la palestra internacional, cuando el ganador a mejor Álbum Folclórico, el casanareño Orlando ‘Cholo’ Valderrama, lo lució orgulloso

Ahora, son más los colombianos que ya saben que esta prenda hace parte del contexto social de la cultura llanera, por eso el liqui-liqui seguirá siendo el invitado de honor de  los diferentes eventos culturales del Llano.

Por Rosario Moreno Hernández / Especial para El Espectador

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