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Una pensión que esperó 19 años

La vida de Stella Hincapié ha estado rodeada de muerte, engaños, deudas y litigios. Su tragedia empezó el 24 de diciembre de 1989 cuando murió su esposo, Samuel Mejía Blanco, sargento retirado del Ejército.

Humberto Coronel
16 de febrero de 2009 - 07:10 a. m.

Al momento de solicitar que ella y cuatro de sus siete hijos fueran reconocidos como beneficiarios de la pensión, supo que el hombre con el que convivió durante 30 años se había casado por primera vez casi una década antes de conocerla y que dicha mujer también buscaba los beneficios pensionales.

El hombre que amó vivió una doble vida, y  tener dos esposas se convirtió  en un obstáculo para que la pensión   le fuera negada una y otra vez, durante 19 años, a Hincapié. Pero la muerte de Mejía, quien prestó sus servicios al Ejército durante 16 años, también afectó a Sildana Burgos, la mujer con quien se había casado el nueve de noviembre en 1945 en Quipile (Cundinamarca). Como Stella, Sildana jamás se enteró de las andanzas de Mejía y también solicitó que se le reconociera la asignación de retiro en calidad de cónyuge. La respuesta fue la misma para ambas: no puede otorgársele pensión a dos esposas legalmente reconocidas.

“(La Caja de Retiro de las Fuerzas Militares) carece de la facultad para decidir sobre cuál de las dos cónyuges detenta el derecho a participar en la pensión de beneficiarios”. Fue así como la entidad decidió dejar en la cuenta de Previsión para Sustituciones Pensionales el 50% de la pensión que correspondía a una de las dos esposas, porque el 50% restante se había otorgado a los hijos menores concebidos en el matrimonio con Stella Hincapié, con quien había contraído nupcias en febrero de 1954 en Medellín.

La engorrosa situación, sumada a la negativa de la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares, hizo que Sildana Burgos y Stella Hincapié dejaran de lado el proceso a mediados de 1992. Cuatro meses más tarde Burgos falleció esperando una pensión que jamás le fue otorgada. Catorce años después, agobiada por las deudas y la precaria situación económica, Stella Hincapié, a sus 71 años, recobró sus fuerzas y revivió el proceso. El 4 de septiembre de 2006 les solicitó nuevamente a las Fuerzas Militares que le otorgaran la sustitución pensional que reclamaba porque Burgos había fallecido. Nuevamente la entidad se negó.

El caso llegó a la Corte Constitucional,  que recientemente encontró que los fundamentos por los cuales se negaba la pensión habían cambiado. Con la muerte de Sildana Burgos la única beneficiaria del derecho a la sustitución pensional era Stella Hincapié. Por eso ordenó que la tan esperada pensión le fuera otorgada a la viuda casi cuatro lustros después de que hubiera fallecido su esposo y antes de que la muerte le llegara a ella también. Un insólito caso de bigamia.

Por Humberto Coronel

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