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Los vaivenes de la ‘Oficina de Envigado’

Un informe del DAS revela el estado actual de la organización integrada por dos facciones rivales en pugna permanente por el poder.

Redacción Judicial
20 de diciembre de 2009 - 09:00 p. m.

Como toda banda criminal, la ‘Oficina de Envigado’ no ha estado exenta de cruentos enfrentamientos por el poder, delaciones, capturas o repentinas reestructuraciones que transformaron la antigua organización que lideraba Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’ —extraditado a Estados Unidos en mayo de 2008—, hasta llevarla a dividirse en dos facciones enfrentadas que funcionan de manera independiente, aunque existe una suerte de especialización en las funciones que cumplen .

Así lo revela un reciente informe de inteligencia elaborado por el DAS y conocido por El Espectador. Según el documento la primera facción es liderada por Maximiliano Bonilla, alias Valenciano, quien dirige rutas de narcotráfico a través  del puerto Las Flores en Barranquilla (como punto principal de la Costa Atlántica) y por el sur utilizando a Ecuador. En este trayecto contaría, presuntamente, con la estrecha colaboración de José Antonio Cabrera, alias Pepe El Canoso, quien fue extraditado en 1985 a Estados Unidos, aunque a su regreso al país habría continuado delinquiendo.

Según el DAS, para la operación de lavado de los recursos obtenidos producto de cobros, ‘vacunas’, fleteos y tráfico de narcóticos, esta ala de banda criminal estaría utilizando una casa de cambio localizada en el municipio de Envigado, Antioquia, de propiedad de un reconocido comerciante que se ha dedicado, además, a la compraventa de repuestos para vehículos. Como uno de sus subalternos principales Valenciano cuenta con alias Sneider, cabecilla de Los Mondongueros (del sector de Castilla en Medellín) quien estaría encargado del brazo armado de la organización.  

La segunda facción está al mando de Jader Botero, alias Gancho, hombre fuerte en el municipio de Bello, quien logró reclutar a un grupo importante de los hombres de confianza de Carlos Mario Aguilar Echeverri, alias Rogelio,  (ex lugarteniente de alias Don Berna) quien se entregó a la justicia de los Estados Unidos. Es el caso de alias Piza (secretario de Rogelio) o alias Morro o Pichi, quienes cumplían las funciones de relacionistas públicos de Aguilar y se encargaban de establecer contactos con administraciones locales y funcionarios públicos, al igual que efectuar los cobros y citar a las víctimas requeridas por la ‘Oficina de Envigado’.

 De este grupo hace parte también alias Freddy Colas, quien se moviliza en vehículos de alta gama o taxis,    desempeñándose como jefe financiero y encargado de hacer los cobros por deudas entre narcotraficantes.

De la información recaudada hasta ahora por las autoridades, se ha establecido que Valenciano y Gancho comenzaron a tener diferencias tras hechos como el sometimiento, en Argentina, a la justicia norteamericana, de Rogelio, al igual que lo hizo más tarde Mauricio Cardona López, alias Yiyo. O tras la captura por parte de las autoridades de alias Douglas y alias Firma o Botija o el asesinato de alias Nito.

 Como si fuera poco, el sucesor de Nito, quien fue identificado como  Alonso Florez Osorio, alias Pichingo, habría ordenado el asesinato, en diciembre de 2006, de Jairo Angarita, alias Andrés (desmovilizado y hombre de confianza del extraditado ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso) en un restaurante cerca al cerro de Nutibara en Medellín.

 A alias Pichingo también se le sindica de haber sido el autor material del secuestro de los hijos del extraditado ex comandante de las autodefensas Ramiro Vanoy, alias Cuco Vanoy, acción que, de acuerdo con las autoridades, fue ordenada por Nito con el fin de quedarse con los bienes de Vanoy. No obstante, uno de los primeros  hechos que desató una oleada sangrienta al interior de la banda criminal fue el asesinato del empresario deportivo  Gustavo Upegui, en julio de 2006. Detrás de ese crimen  habría estado Daniel Alberto Mejía, alias Danielito, quien perdió la vida, por orden de Rogelio,  a principios de 2007. Incluso el cadáver de Danielito nunca apareció porque al parecer fue introducido en una caneca con ácido.

 Pero las secuelas no paran y la ‘Oficina de Envigado’ ha sido señalada como una de las responsables de la violencia criminal que sacudió al Valle de Aburrá en el presente año. Por eso las autoridades le respiran en la nuca.

Por Redacción Judicial

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