Bogotá no quedó exenta del escándalo de residuos sólidos encontrados en lugares públicos, que ha dado la vuelta al país. Primero fue Barranquilla, luego Boyacá, Montería y ahora la capital es la protagonista. En la mañana de el viernes 25 bolsas de suero aparecieron filadas sobre el asfalto, en la calle 134 con carrera 16. Las bolsas no traían agujas ni catéteres ni rastros de sangre.
“Es obra de manos inescrupulosas que quieren enlodar el manejo serio y responsable que se hace en Bogotá con los residuos hospitalarios. Hay unos protocolos y unos planes de gestión muy rigurosos en los hospitales públicos y privados, para la recolección, transporte y disposición de los desechos”, explicó el secretario distrital de Salud, Héctor Zambrano. Además, el funcionario aseguró que las bolsas no fueron dispuestas en el lugar por ningún hospital.
Desde 2004 Bogotá tiene un contrato con la empresa concesionaria Ecocapital para el manejo de estos residuos. El viernes, a primera hora, la empresa fue informada sobre la presencia de los desechos en el norte de la capital, e inmediatamente fueron recogidos. Al día, Bogotá produce 20 toneladas de desechos hospitalarios, y al año son 8 mil toneladas.
Según Zambrano, en los últimos años no se había presentado una situación similar en la ciudad. Por eso, insiste, en que lo sucedido fue un “falso positivo” para crear la sensación de que el Distrito tiene problemas para controlar estos desperdicios”.
Aparentemente la situación en la capital no fue tan grave como en otras ciudades.
El pasado mes de julio las alarmas de las autoridades de Barranquilla se prendieron cuando fueron hallados varios ‘basureros’ ilegales con toneladas de desechos hospitalarios altamente infecciosos. En el barrio Las Malvinas, al suroccidente de la capital del Atlántico, por ejemplo, se encontró este tipo de residuos esparcidos en terrenos baldíos, en los cuales niños
de la zona salían a jugar con frecuencia. Los desechos hacían parte de las cuatro toneladas que se habían encontrado regadas por toda la ciudad. La situación se volvió aún más preocupante cuando un niño, que había manipulado estos desechos, se infectó de hepatitis B.
En su momento, las autoridades de Barranquilla aseguraron que una parte de las cuatro toneladas de desechos provenían de Medellín, de acuerdo con los sellos y marcas que se habían encontrado en algunos de los productos. En las etiquetas de los elementos se encontraron sellos de la Clínica Campbell y Hospital Metropolitano de Barranquilla; Banco de Sangre de la IPS Universitaria León 13 y el Banco de Sangre de la Universidad de Antioquia.
Por su parte, las autoridades de salud de Medellín señalaron que adelantarían una investigación para determinar las responsabilidades del caso.
El caso de Boyacá es bastante similar. A finales de julio, alrededor de 400 kilos de desechos hospitalarios fueron arrojados en la vereda Centro, del municipio de Oicatá, a unos cinco kilómetros de Tunja. Inmediatamente la Secretaría de Salud, Corpoboyacá y la Policía Ambiental iniciaron las investigaciones pertinentes para encontrar la procedencia de los desechos. Las etiquetas encontradas ayudaron a establecer que algunas de las muestras provenían de los hospitales de Belén y Moniquirá.
Asimismo, en Montería también se presentaron denuncias acerca de importantes cantidades de desechos arrojadas en cercanías de un colegio del barrio Villa Margarita, al sur de Montería. De acuerdo con habitantes de la zona, dos hombres arrojaron en la calle cajas de cartón que contenían desechos hospitalarios como dextrosas, elementos utilizados para diálisis y jeringas. Las autoridades aún no han encontrado a los responsables de este hecho.