Portar un cuchillo, una navaja, un machete, unas tijeras e incluso un corta uñas que luego puede utilizarse para causar daño a otra persona, no está prohibido. Es más, en cualquier esquina del centro de la capital antioqueña se pueden adquirir estos elementos. Sin embargo, esa permisividad tanto en la adquisición como en el porte, ha hecho que los delincuentes los utilicen en contra de los ciudadanos.
“El 25% de los homicidios en Medellín se cometen con armas blancas. Este año se presentaron 212 homicidios y 281 lesiones personales, además de que el 15% de los robos a personas, a residencias o a negocios se cometieron también con estas armas”, dijo el general Dagoberto García, comandante de la Policía Metropolitana.
Y es que un homicidio cometido con arma blanca deja pocas pistas, a diferencia del arma de fuego, y eso parecen conocerlo muy bien los delincuentes. De ahí la tendencia a que cada vez se utilice más este método.
Actualmente, según reportes de la Policía, en un fin de semana se atienden hasta tres mil riñas donde hay involucradas armas blancas. Lo único que pueden hacer las autoridades es decomisarlas, pero no hay sanción a no ser que se cometa un delito con ellas. Ante esta situación, el general García propone incluso que se estudie su prohibición. “Sería sensibilizar a las autoridades a ver si en el futuro tenemos esa prohibición o que se comiencen a poner sanciones al porte, porque sólo hay sanción si hay lesiones; de resto, no. Ojalá pudiéramos llegar a eso”, aseguró el oficial.
Y es que si las armas de fuego son un problema, ni qué decir de las blancas que circulan por la cuidad; están al alcance en cada vivienda, a la mano de todos. Las cifras no mienten y a través de ellas se demuestra que cualquier objeto cortopunzante es utilizado para causar daño. Los ciudadanos están de acuerdo con la propuesta de prohibir su porte en la calle, aunque tienen dudas de cómo sería su aplicación.
“A mí me parece buena idea porque si uno carga cualquier cuchillo o navaja es porque tiene la intención de usarla y en medio de una rabia uno no se contiene”, dijo Jesús Martínez, habitante de Medellín.
“Es bueno porque con cualquier cosa lo atracan a uno, con unas tijeras, un cuchillo dañado. Los ciudadanos estamos indefensos ante los delincuentes. A mí me parece bien”, aseguró Claudia Ramírez.
“Si es difícil controlar las armas de fuego, que las hacen hasta en los barrios, ¿cómo va a hacer la policía con los cuchillos o navajas? Mire no más aquí en El Hueco, las encuentra en la calle, ahí se las venden a uno. Yo no sé cómo van a lograr eso”, dijo Ricardo Marín.
Entre enero y noviembre de 2008, la Policía había decomisado ocho mil armas blancas en Medellín. Decidieron instalar una urna de vidrio en el Parque de Berrío, centro de la capital antioqueña, para que los ciudadanos libremente se desarmaran y depositaran allí estos elementos, al igual que los incautados por los efectivos de la Policía, la cual incrementó sus operativos en el lugar. La meta era recoger, al 31 de diciembre, 80 mil armas, pero ésta se cumplió 20 días antes de lo esperado. Estas armas serán fundidas y con ellas se hará un monumento a la vida, el cual será ubicado en el cementerio Universal. “En Medellín, al igual que en el Eje Cafetero y Santander, la gente carga estos elementos, es cultural y en cualquier momento, por efectos del alcohol, se genera una riña y ahí está el muerto o el lesionado”, dijo el general García.
No cabe duda de que se trata de un problema que requiere atención, la pregunta es cómo hacerlo en una sociedad donde cualquier elemento utilizado para actividades cotidianas puede convertirse en un arma blanca.