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Los pecados del padre Maciel afectan a Colombia

Efectos de la revelación de que el fallecido fundador de los Legionarios de Cristo también tuvo amante e hijos. Eso, sumado a sus escándalos por pedofilia, llevó a la congregación a replantear la influencia del fallecido líder.

Nelson Fredy Padilla
28 de febrero de 2009 - 10:00 p. m.

Hasta hace poco en los solemnes pasillos de la Redemptoris Mater o Universidad Europea en Roma —donde por orden pontificia hacen curso de altos estudios sacerdotes y obispos de todo el mundo católico— todavía se hablaba de elevar a la santidad al padre Marcial Maciel, fundador de la congregación Legionarios de Cristo. Ahora el propio decano de teología, padre Thomas Williams, quien vivió diez años con el religioso y lo defendía a capa y espada, anunció: “Hemos comenzado a quitar los retratos del padre Maciel de las paredes”. Lo mismo ocurrirá en Colombia.

¿Qué pasó? Después de medio siglo de oír acusaciones en su contra y de absolverlo, el Vaticano y la Legión admitieron este febrero un pecado grave del sacerdote mexicano: en su país tuvo una amante y, al menos, una hija que tendría 22 años. Ya en 2006, sin reconocer al menos ocho cargos por violación de niños seminaristas, su amigo el papa Benedicto XVI, quien lo investigó durante una década sin enjuiciarlo se vio obligado, en medio de recurrentes escándalos de pederastia en todo el mundo, a suspenderlo como sacerdote. Teniendo en cuenta su “avanzada edad”, le ordenó retirarse a “una vida reservada de oración y penitencia”.

Las consecuencias del mea culpa, post mórtem porque Maciel falleció a comienzos de 2008 a los 87 años, afectan a 22 países donde consolidó su movimiento creado en 1941. Hoy la congregación es considerada la más poderosa a nivel económico por encima del Opus Dei. Dirige nueve universidades, 21 institutos de formación y 145 colegios.

En Colombia funcionan bajo su patrocinio un seminario con 40 novicios en La Estrella, Antioquia, dos colegios en Medellín, entre ellos Mano amiga, para 975 niños pobres en Bello;  otro en Bogotá para 600 alumnos de estrato alto, así como la “Casa de las señoritas consagradas” y una decena de fundaciones sociales en igual número de ciudades.


El Espectador llamó a tales instituciones y fue el vocero de la Legión en Colombia, el padre mexicano Enrique Vizcaíno, quien accedió a responder los interrogantes que muchas familias se hacen a la hora de decidir si sus hijos deben continuar o no en planteles regidos por el pensamiento macielista. En la página de internet de los colegios Cumbres, para estudiantes de estratos económicos altos, se lee que el objetivo mayor es formar “hombres y mujeres íntegros”, y firma Marcial Maciel.

Se pregunta un familiar de uno de los 1.200 alumnos de la capital antioqueña, que pidió reserva para su nombre: “A pesar del muy buen nivel académico del colegio, ¿se justifica seguir confiándole un hijo a quienes fueron alumnos del padre Maciel?”. Él responde  que sí porque está en buenas manos.

No es tan optimista la periodista mexicana Sanjuana Martínez, autora del libro Prueba de fe, sobre la pederastia en la Iglesia Católica y ganadora del Premio Ortega y Gasset por investigar sobre las víctimas de Maciel: “Esos niños abusados componen y dirigen hoy en día la Legión de Cristo”. Según ella, esa comunidad acepta por primera vez “un pecado menor” de su fundador sólo por temor a que los hijos de Maciel inicien causas judiciales para quedarse con las riquezas que han atesorado durante 67 años.

El pecado capital son los abusos a menores, detallados por víctimas como el ex presidente de los legionarios en Estados Unidos, Juan José Baca. “Él puso mi mano en su pene. Y a los 11 años yo no sabía nada acerca de la masturbación —declaró Baca a ABC News—. Él dijo, ‘Tú no sabes cómo hacerlo.  Déjame mostrarte’. Y él cogió mi pene y comenzó a masturbarme. Yo estaba en shock”. Baca está de acuerdo con la periodista: esos niños “ahora son superiores, esos superiores ya han abusado de otros”. Y asegura que han detectado nuevas víctimas en Irlanda, España, Chile y una en Colombia de la que no relevó datos.

A pesar de todo, dentro de la Legión parece mantenerse la unidad y el respeto a Maciel. La estructura eclesiástica se maneja a través del movimiento Regnum Christi. Desde allí colombianos como Luis Alberto Henao Arbeláez, de Medellín, defienden su misión apostólica: “Tuve la dicha de conocer a nuestro padre fundador en persona, en dos ocasiones que visitó Colombia”.


Tiene 33 años y fue uno de los primeros sacerdotes de la congregación ordenados el año pasado y es vicerrector del seminario menor en Jalisco, México. Otro ejemplo es Jáder Vanegas Gómez: “Completo 14 años de alegría, de crecimiento en el conocimiento y amor de Cristo, de buscar vivir para los demás, de ser feliz dando”. No se quejan de nada.

La familia del padre Maciel  aseguró que las acusaciones son “falsos rumores”: “Él nunca llevó una doble vida, sólo se dedicó a ayudar a los más necesitados y a la educación”.

El actual superior de la Legión, el mexicano Álvaro Corcuera, quien el año pasado visitó Colombia, admitió los pecados de su maestro espiritual sin precisarlos: “Fue un hombre y estos temas que nos han dolido, sorprendido —y que creo no podemos explicar con nuestro entendimiento— ya están en el juicio de Dios. Por mi parte, no dudo en pedir perdón por todo este sufrimiento”.

Aunque Maciel nunca fue juzgado ni a nivel eclesiástico ni judicial, sus acusadores anuncian que el próximo escándalo de los Legionarios de Cristo tiene que ver con sus multimillonarias finanzas. Insisten en que, a pesar de que las víctimas ya no serán indemnizadas, “sólo queremos que se sepa la verdad por el bien de la Iglesia y de la sociedad”.

Por Nelson Fredy Padilla

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