Así es la guerra dentro de la Oficina de Envigado

La guerra entre los dos bandos se libra con fusiles, entre ellos el AK 47 y los calibre 5.7 de origen israelí y belga acondicionados con silenciadores ‘Made in Medellín’.

Mary Luz Avendaño / Especial para El Espectador
31 de mayo de 2009 - 09:39 p. m.

“Nos preocupa la cantidad de silenciadores encontrados en las escenas de crímenes o en los operativos que realizamos. De diez armas que decomisamos por día, cuatro tienen silenciador. Hemos tenido tres casos en los cuales los asesinos han utilizado fusil AK 47, manifestó el comandante de la Policía Metropolitana de Medellín, general Dagoberto García.

Según Luis Fernando Quijano, director de Corpades,  “aquí en Medellín están fabricando silenciadores de muy buena calidad”.

El último crimen perpetrado con fusil en mano ocurrió hace una semana cuando fue asesinado alias ‘Barbao’, perteneciente a un sector de la Oficina de Envigado. En el atentado también murieron tres funcionarios de Catastro que en ese momento departían en una tienda del municipio de Sabaneta.

Parte de esos fusiles , utilizados en esta guerra, provienen de un arsenal que nunca fue entregado por los desmovilizados de los grupos paramilitares, y que ahora está siendo usado para enfrentar  a la organización criminal de ‘Don Mario’, “quien entró a la ciudad para tratar de dominar territorio. Hemos podido establecer que los fusiles aparecieron primero en las comunas 8 y 13 y en el sector de El Picacho”, declaró Quijano.

La situación tiene en alerta máxima a las autoridades locales, que en voz de Jesús Ramírez, secretario de Gobierno de Medellín, precisó que a la cantidad de fusiles que circulan en la ciudad, se suma otra de procedencia Israelí y Belga, calibre 5.7 un poco más delgada que el fusil”.

Una fuente que pidió la reserva de su nombre, aseguró que la aparición de los fusiles obedece a dos razones: “la primera, es que la guerra es muy fuerte y utilizar estas armas garantiza que se logre su cometido. La segunda, es que en la ciudad hay muchos carros blindados y la única forma de realizar el trabajo para eliminar al otro, es con fusil”.

Para tratar de parar la ola criminal, las autoridades ofrecen 10 millones de pesos de recompensa por información que permita ubicar caletas con fusiles o evitar homicidios con estas armas. Además de un millón de pesos por cada fusil que sea entregado.

Por Mary Luz Avendaño / Especial para El Espectador

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