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Paranoia social por la infiltración de DMG

Los tentáculos de la firma del detenido David Murcia Guzmán tienen con los nervios de punta a más de uno. Todos abogan por su inocencia.

El Espectador
29 de noviembre de 2008 - 10:00 a. m.

La sigla DMG, que en otros tiempos fue sinónimo de un emporio financiero sostenible y legal administrada a la distancia por un genio con tercero de bachillerato, David Murcia Guzmán, hoy por hoy causa pánico entre prestigiosos abogados, diseñadores de largo aliento, prometedores empresarios, periodistas de la más alta talla, modelos en ciernes, artistas internacionales y, cómo no, la clase política que tuvo algún tipo de relación con las sociedades que erigieron Murcia, su cuñado William Suárez y su socio Daniel Ángel.

Nadie quiere saber de DMG y ni siquiera los investigadores del caso se atreven a aventurar los niveles de infiltración que logró David Murcia Guzmán en todos los estamentos de la sociedad colombiana, empezando por las puertas de la Casa de Nariño. Los primeros en dar explicaciones fueron los secretarios de prensa y general de la Presidencia, César Mauricio Velásquez y Bernardo Moreno. El primero reconoció un encuentro con Murcia para tratar un posible negocio con la firma Body Channel, filial de DMG, pero, sin entrar en detalles, contó que no se había concretado.

Por su parte, Bernardo Moreno aceptó ser primo segundo de Daniel Ángel Rueda, un joven empresario del más rancio abolengo, que hoy está en una celda fría de La Picota de Bogotá sindicado de lavarle dinero a la mafia. En su momento, según Moreno, le advirtió a Ángel que el Gobierno tenía muchas sospechas sobre DMG y le pidió que se retirara. Al ser preguntado por El Espectador sobre si había sido el puente para que Ángel entrara al corazón de la Casa de Nariño, Moreno replicó: “No puedo responder por un hermano, mucho menos por un primo hermano, y muchísimo menos por un primo segundo”.

Esta semana las defensas en la Casa de Nariño corrieron por cuenta de Jerónimo Uribe y del propio Presidente de la República, quien ante insistentes rumores sobre nexos comerciales entre sus hijos y DMG, se despachó. “Mis hijos no son corruptos, ni traficantes de influencias ante el Estado; no son atenidos al papá ni son hijos de papi”. Días antes, Jerónimo Uribe había jurado a pie juntillas que, aunque sí es amigo de Daniel Ángel, nunca concretó negocio alguno con él. Sin embargo, trascendió que Ángel fue uno de los invitados al matrimonio de Tomás Uribe con la modelo Isabel Sofía Cabrales, en un evento con toda la pompa en La Heroica en julio pasado.

Las revelaciones siguieron aflorando. La Fiscalía tiene la certeza de que se destinaron $760 millones para aceitar en el Congreso una propuesta para beneficiar a Murcia y su combo y, de hecho, se reveló que el Congreso aprobó un “mico” en la reforma financiera del que nadie acepta su paternidad. La revista Cambio, además, dio a conocer conversaciones que relacionan al senador Samuel Arrieta y al ex personero Herman Arias con DMG. Los dos se declararon inocentes y pidieron ser investigados. “Juro por lo más sagrado que no conozco ni a William Suárez ni a Angélica Rueda (presunta asesora de la firma)”, dijo Arrieta.

Al mismo tiempo, los congresistas Zulema Jattin, Jorge Visbal y Roberto Gerlein se declararon ajenos a cualquier nexo con la millonaria empresa de David Murcia. El representante David Luna hizo lo propio, así como los gobernadores de Magdalena y Bolívar, Ómar Diazgranados y Joaco Berrío. Este último, según una conversación interceptada, le habría pedido $1.000 millones a William Suárez para financiar su campaña pocos días antes de las elecciones de octubre de 2007. El dinero, sin embargo, fue decomisado por las autoridades.

El alcalde de Santa Marta, Juan Pablo Diazgranados, se vio obligado a dar explicaciones, ya que también fue mencionado en una grabación, así como el alcalde de Suesca, Cundinamarca, del que se dice elogió al Grupo DMG en un evento en el municipio y hasta le habría ofrecido a William Suárez una cuota en la Secretaría de Gobierno. Pero si por los lados políticos truena, en el ámbito judicial diluvia. Ya el ex procurador Jaime Bernal Cuéllar reconoció que tuvo contactos con Murcia, que recibió un anticipo por una asesoría inicial, pero que no pasó a mayores y que está dispuesto a devolver el dinero.


El ex vicefiscal Jorge Armando Otálora también admitió que prestó sus servicios profesionales a DMG, que viajó a Panamá como Bernal Cuéllar, sin entrar en mayores detalles. El abogado Jaime Granados, a su turno, aceptó que sí prestó asesorías a DMG, y de las vehementes defensas que otrora explayó Abelardo de la Espriella sobre la legalidad de la firma ya no se ha vuelto a oír nada. El ex candidato a la Gobernación de Boyacá y actual magistrado del Consejo de la Judicatura, Pedro Sanabria, se vio salpicado por el escándalo al revelarse una conversación que lo relaciona con un supuesto préstamo que le habría girado Suárez el año pasado, de $400 millones, supuestamente para su campaña política.

Hay una conversación en poder de las autoridades en la que William Suárez y David Murcia se lamentan de que Sanabria no hubiera llegado al poder, pero dicen sentirse tranquilos porque tuvieron 10 ganadores en las elecciones de octubre de 2007, “lo que es mejor que haber montado mil empresas”. Otras conversaciones salpicaron al general en retiro Miguel Maza Márquez y al ex director de Interpol Germán Cano, a los ex directores de la DIAN Guillermo Fino y Carlos Espinosa y a dos ex fiscales de lavado de activos. Quienes han sido consultados enarbolaron su limpia trayectoria profesional.

En otra orilla han salido a relucir dos nombres de prestigiosos periodistas que le reconocieron a El Espectador que asesoraron a DMG: Guillermo Díaz Salamanca y Jorge Lesmes. El primero explicó que, no sin antes consultar al Fiscal, suscribió un contrato con la firma para emitir cuñas publicitarias en las que DMG invitaba a no invertir en las pirámides. Por su parte, Jorge Lesmes sostuvo que prestó una asesoría a DMG entre octubre de 2006 y mayo de 2007, que fue un contrato de prestación de servicios, que por éste le pagaron $8 millones mensuales y que su trabajo se concentró en dos direcciones: preparar a David Murcia para enfrentar entrevistas de medios y posicionar el canal Body Channel en Colombia.

Añadió que no se vio más de cuatro veces con David Murcia, una en Panamá, a la que fue para capacitarlo en la vocería de la firma, pero que casi siempre se entendió con Francisco Saade, directivo de Body Channel, que ellos tenían la idea de vender el canal a cableoperadores y que para ello concretó algunas citas con empresas como Une y Telefónica. Lesmes agregó que le preguntó en tres oportunidades a la Fiscalía por DMG y que siempre le contestaron que era una empresa sin inconvenientes jurídicos. “Yo no me presté ni para hacer reuniones con abogados ni con políticos. Mi trabajo fue netamente una asesoría en la que me dijeron que necesitaban lo que se conoce como una preparación de vocero y el 80% de mi trabajo lo dediqué a hacer una asesoría puntual al canal”, especificó.

El nombre del cantante Carlos Vives también ha sido mencionado dentro del escándalo por su estrecha relación con Daniel Ángel, tanto que fue su padrino de matrimonio en ceremonia realizada en Ibagué el año pasado. Modelos como Julieta Piñeres o Claudia Lozano han sido imagen de Body Channel e invitadas a distintos eventos. En esencia, el escándalo DMG apenas empieza y como una caja de Pandora, los tentáculos de Murcia se conocen a destiempos. La paranoia cunde. La justicia determinará en últimas las víctimas de la infiltración de David Murcia.

El caso de A1A Visa S.A. y A1A Cyber AD S.A.

Las empresas A1A Visa S.A. y A1A Cyber AD S.A. no son filiales ni subordinadas ni se encuentran en situación de propiedad, posesión, inversión o asociación con el Grupo DMG, como equivocadamente lo informó este diario en su edición del pasado 23 de noviembre.

En carta enviada a este periódico, los propietarios de ambas empresas manifestaron que su única relación surgió de una visita de David Murcia, en compañía de los voceros de Body Channel, Francisco Saade y José Luis Arzuaga, con el propósito de comprar las compañías.

No obstante, la propuesta fue rechazada de plano y se les prestaron servicios, con marcadas diferencias de criterio profesional. Todas las relaciones quedaron sujetas al tema comercial y se limitaron a suministrar servicios a cambio del pago de las respectivas prestaciones económicas.

Las empresas A1A Visa S.A y A1A Cyber AD S.A. están constituidas desde 2005 y 2006 y se dedican al desarrollo de la ingeniería y sistematización en procesos de verificación de identidad y administración segura. Tampoco obraron como proveedoras de las empresas del Grupo DMG.

Por El Espectador

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