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¿Por qué es tan cara la gasolina (y el etanol)?

Mientras que en el país pagamos $7.300 por un galón de gasolina, en Texas equivale a $4.900.

Salomón Kalmanovitz *
02 de junio de 2009 - 11:09 p. m.

Por muchos años el Gobierno sostuvo que gastaba enormes sumas en el subsidio de la gasolina y el acpm. En el presupuesto de 2009, por ejemplo, figuran $5,9 billones destinados a tal subsidio. Lo cierto es que para la gasolina no existe subsidio y antes, por el contrario, hay un cúmulo de impuestos, explícitos unos e implícitos otros.

El acpm puede que haya tenido alguna ayuda por parte del Gobierno puesto que parte del mismo es importado, mas la gasolina es abastecida casi toda desde las refinerías de Barrancabermeja y Cartagena.

Un estudio de Diego Otero señala que el alto precio de la gasolina se fija de acuerdo con su supuesto costo de oportunidad o como si se importara en su totalidad, algo que definió el Conpes  el año pasado. La factura comienza con el precio de la gasolina en el golfo de México, el flete para llegar a Colombia, los costos de inspección y el transporte por los poliductos, costos en los que obviamente no se incurre cuando el petróleo es extraído de los pozos colombianos y refinados en el país.

A eso se le suma un arancel de 15% (contra 10% para el acpm), el IVA del 16% y la sobretasa del 20% para la gasolina, 5,4% para el diésel y 0% para el etanol.

Existe también un impuesto global que es el ajuste por meta de inflación que en el 2008 fue de 5%. Los impuestos explícitos suman  el 55% del valor que pagamos en la bomba de gasolina, pero los implícitos todavía añaden algo más a ese valor.

Ecopetrol recibe el costo de la gasolina en Texas, algo que no se cumplía siempre en el pasado, pero que ahora que la empresa tiene un gobierno corporativo de tipo privado, con un 10% del capital en manos del sector privado, sí debe cumplirse.

Lo que sucedió en los últimos meses fue que los precios del petróleo y de la gasolina se derrumbaron en más de dos tercios, ante lo cual el Gobierno se encontró una mina tributaria escondida con la cual resarcir parte de las devoluciones de impuestos a los ricos y que estaban socavando el presupuesto de la Nación. Ante las protestas del público y de un paro camionero, el Gobierno devolvió una pequeña parte del tributo ilegal a los consumidores con una rebaja de $400 al galón que hoy cuesta $7.300, mientras que en Texas se paga el equivalente de $4.900.

El director de Asocaña, Fernando Londoño Capurro, escribió en estas páginas una débil defensa de los intereses que representa, ya que no pudo desmontar el argumento de que con la “estabilidad jurídica” se estaban defendiendo ventajas inadmisibles en un régimen de competencia económica.

Estas ventajas son amortizaciones del capital invertido en maquinaria y equipo de un 40% al momento de la compra, exención del IVA, exención del impuesto de industria y comercio y exención de la sobretasa que ciertamente beneficia al consumidor y unos parámetros arbitrarios, fijados por los amigos del gremio en el Gobierno, para determinar un precio elevadísimo del biocombustible.

Pero si pensamos que el precio del etanol se fija también teniendo en cuenta el precio del bien que sustituye, el productor del etanol estaba recibiendo todos los impuestos explícitos e implícitos que pagamos los consumidores por la gasolina, incluyendo la sobretasa.

Lo que el Gobierno recibe por impuestos arbitrarios al combustible, no legislados por el Congreso, está siendo apropiado por los ingenios que producen etanol.

* Decano de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Por Salomón Kalmanovitz *

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