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“Lo primero que quemamos fue el manual”

Entrevista con Andrés Arango, presidente de Ospinas y Cía. El empresario cree que el Banco de la República no debe bajar aún las tasas de interés, porque la crisis tarde o temprano va a tocar al país.

Ana Maritza Villalba Castro
16 de noviembre de 2008 - 10:00 p. m.

La crisis económica de finales de la década del 90 no sólo dejó a miles de familia sin casa por cuenta del sistema de financiación UPAC, que hizo a las hipotecas más costosas que los propios inmuebles, sino que además llevó a la quiebra a las constructoras del país.

Una de las protagonistas de esos duros años fue Ospinas y Cía., que se declaró en quiebra en 1996 y se vio obligada a acogerse a la Ley 550, o de reestructuración empresarial, para no desaparecer del mercado; perdió casi todos sus activos y tuvo que despedir a más del 90% de su planta de personal.

Hoy, doce años después y tras cambiar el modelo de negocio, la compañía cumplió 75 años y está a punto de terminar los mejores doce meses de la última década.

Andrés Arango, presidente de Ospinas, le contó a El Espectador  el secreto de ese renacer económico y qué enseñanzas les dejó la debacle de finales del siglo pasado.

¿Cuál es el balance de Ospinas luego de 75 años?

Absolutamente positivo. Este es un negocio de alto riesgo, que se ha encogido en la medida en que hay ciclos y este último se nos  ha alargado; nos permitió recuperar una compañía que casi desaparece, una compañía que en 1993 tenía 300 empleados; en el 98, contaba 48, y en 2003 éramos 11. Saber interpretar esos ciclos y el mejoramiento económico del país nos permitió reinventarnos y formular proyectos en los que Ospinas hace la diferencia y aporta un gran valor. Eso facilitó que la empresa saliera diez años antes de la Ley 550 y que cumpliera anticipadamente sus compromisos con los bancos.

¿Cuál fue la estrategia para recuperarse?

Lo primero que quemamos fue el manual y nos inventamos uno nuevo. Hubo dos decisiones muy inteligentes: cambiar el modelo de negocio, porque Ospinas en 1996 compraba tapetes, tuberías; tenía un ejército de tramitadores, gerentes y vicepresidentes; era un enclave muy costoso para efectos de la situación que vivía el país. Hoy no hacemos todo y lo que tenemos es el número de celular de los que saben hacer la tarea y funcionamos con firmas externas bajo outsourcing.


Dos, aprovechamos los sistemas fiduciarios, que permiten manejar unidades de negocios, que se defienden y se venden solas, porque en la crisis se ponía a que el rentable ayudará al no rentable y empezaba a confundirse la factibilidad de uno con el del otro. Esa ortodoxia de hacer un sistema de preventas y luego, si se cumple un punto de equilibrio exigente, empezar a construir y a desarrollar un patrimonio autónomo, protege a los bancos, a los clientes, a los dueños de la tierra y a nosotros mismos.

¿Cómo va a terminar el 2008 Ospinas?

Cierra con su mejor año de  los últimos 10, porque los 80 para Ospinas fueron brillantes. Cerramos con unos muy buenos números e importantes utilidades. Volteamos el balance, veníamos acostumbrados por la protección de la Ley 550 a no pagar impuesto de renta, ahora con gusto nuestro problema es cuántos impuestos tenemos que pagar. Teníamos un escudo fiscal además de protección de las pérdidas acumuladas. La empresa generará más de $30 mil millones en ingresos este año.

¿Con la crisis mundial puede reaparecer el fantasma de los 90?

Yo no creo que se nos avecine algo tan crudo. El tema de confianza es definitivo y por eso es  importante disponer de información veraz para no generar pánico. Lo que está claro es que la crisis sí puede llegar a afectarnos muchísimo; el acceso al crédito va a ser más difícil, comprar vivienda va ser más costoso. Estamos en una leve curva de desaceleración y hay que tener más prudencia y seguir cuidando los proyectos, saber el cliente qué nos va a poder pagar y qué no, o sea a quién le ofrecemos qué producto, porque la gente ya se endeudó mucho y ese consumo se tiene que moderar.

¿Qué tanto está preparado el país para esta crisis?

Aunque los bancos y el Estado han tomado medidas muy positivas, decir que estamos blindados es un exceso de optimismo. Hay que ser más ácidos en los análisis, porque el problema afuera es monumental. Hay que ver la tendencia y entender qué están pensando los inversionistas. Nuestro sistema financiero está sólido. Cada empresa, según la información de que disponga y su aversión al riesgo, lo conservador que sea y qué tan expuesto esté, debe tomar las mejores decisiones.

¿Qué va a pasar con el sector inmobiliario?

El crédito hipotecario se va a disminuir porque las tasas de crédito van a subir, pero siempre comprar vivienda bien apalancado es una buena alternativa. Si uno no tiene la liquidez para comprar de contado, pues le toca comprar a crédito, lo importante es escoger un sistema de crédito que lo proteja contra la inflación y El Banco de la República y el Gobierno deben controlar que el crédito sea sensato en razón al mercado, pero no desproporcionado que desequilibre las curvas de la valorización respecto del valor del activo y del crédito.

Entonces, ¿el Emisor debe bajar las tasas de interés?

No creo que sea sensato que las baje, en un momento donde afrontamos problemas de liquidez. Lo que se debe hacer es aguantar la tasa hasta el punto que no se desequilibre la economía y no reduzca el consumo. La gente no puede tener falta de liquidez en este Fin de Año. La responsabilidad del Banco es toda y tenemos que prepararnos, porque no puede llegar un día en que la gente vaya al cajero meta la tarjeta y no le dé plata; esa es la nube negra de los norteamericanos y no puede ser la nuestra.


Así las cosas, ¿el país puede crecer 3,5% este año?

No sé qué pase en estos últimos meses, pero ese 3,5 es muy sensato. Creo que es una buena noticia cerrar el año con crecimiento económico. No es que estemos cayendo sino que estamos disminuyendo el crecimiento, o sea, seguimos creciendo pero con unos números inferiores; es que el pico que tuvimos en el 2007 fue gigantesco. Entonces lo que tenemos que hacer es seguir nadando y empujando la maleta al tiempo, porque si uno para, se ahoga.

Los planes de Ospinas para 2009

Desde su recuperación Ospinas se ha concentrado en pocos proyectos de gran magnitud. Para el próximo año, la empresa tendrá como prioridad   el centro comercial Estación Central, de Barranquilla,  que contemplará  como almacén ancla al Éxito y que hace parte de la renovación urbana que la capital del Atlántico comenzó este año.

Asimismo está en plena construcción de Centro Mayor, en Bogotá,  que abrirá sus puertas en marzo de 2010 y donde la cadena chilena de tiendas para el hogar Easy abrirá su segunda plaza.

Pero al que la empresa le apostará todo el próximo año es Puerto logístico de las Américas (PORTA) en la capital del país, que depende en gran medida de lo que ocurra y con la celeridad que la Alcaldía Mayor determine los planes parciales y al plan zonal de desarrollo Fontibón y Engativá.

La obra tiene como objetivo convertirse en el centro logístico y de transporte aéreo de carga más importante del país y complementarse con el nuevo aeropuerto de El Dorado.

La expansión en la región

Ospinas tiene en sus planes estratégicos llegar en 2010, a más tardar, a algún país de la región con el modelo de negocio que hasta ahora ha desarrollado en ciudades pequeñas de Colombia y que va de la mano con la renovación urbana.

“Hemos pensado por ejemplo en Perú. Lima es una ciudad parecida a Bogotá, de gran talla con un mercado que está en proceso de maduración, donde Ospinas podría aportar mucho de lo que tiene en su historia”, asegura Andrés Arango, presidente de la compañía.

Otro país suramericano que está en la mira de esta constructora es Chile, donde cree que puede llegar con proyectos de gran magnitud, como los centros comerciales que han desarrollado en el último lustro en Colombia.

Por Ana Maritza Villalba Castro

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