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Cronología de una retractación

De cómo el principal acusador del magistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia terminó pidiéndole perdón al jurista y le contó que había sido utilizado para desprestigiar a la corporación y las pesquisas de la parapolítica.

María del Rosario Arrázola/ Especial para El Espectador
12 de julio de 2008 - 04:23 a. m.

La segunda vez que se encontraron José Orlando Moncada Zapata, alias Tasmania, e Iván Velásquez, magistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia, fue el viernes 13 de junio de este año en la cárcel de Itagüí. Velásquez había viajado a Medellín para cumplir con diligencias programadas con dos ex jefes paramilitares: Rodrigo Pérez Alzate, alias Julián Bolívar y Éver Veloza, alias HH. Al terminar se dirigió al despacho de la directora de la cárcel y le dijo que tenía el visto bueno de los magistrados de la Sala Penal de la Corte para realizar una reunión con Tasmania.

La directora le manifestó que no podía autorizar el encuentro y que dichos permisos eran del resorte del director del Inpec, general (r) Eduardo Morales. Velásquez lo llamó y Morales le respondió que necesitaba un requerimiento por escrito. Sin pensarlo dos veces, el magistrado auxiliar pidió un computador y redactó la carta. Seguidamente el general (r) Morales aprobó la entrevista. El encuentro se dio en el pabellón de máxima seguridad de la cárcel de Itagüí, donde están recluidos los más temidos jefes de las autodefensas. Después de un corto saludo, Tasmania le confesó que estaba arrepentido y que le ofrecía disculpas por haber mentido.

Velásquez le preguntó si podía grabar la conversación. No hubo objeción. Tasmania le dijo entonces que había sido engañado “por los señores”; que tenía mucho miedo; que firmó un papel que le llevó su abogado Sergio González sin saber su contenido ni entender que se trataba de un complot contra el magistrado; que le prometieron una casa para la mamá, pero que sólo lo cambiaron de patio; y que “los señores” quedaron de darle un dinero que nunca llegó. “Me van a matar, tengo un presentimiento”, le dijo.

Los magistrados de la Corte Suprema estaban al tanto de la reunión. La historia había empezado días antes. Velásquez recibió en su oficina a una persona que traía una carta firmada por Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, y por el mismo Tasmania en la que le informaban que era urgente hablar con él para enterarlo de un giro inesperado. Se referían al caso sobre el supuesto complot orquestado desde la Corte para implicar al presidente Álvaro Uribe en el atentado de alias René, un paramilitar de Antioquia.

El propio Presidente, en octubre pasado, señaló al magistrado de ser el autor de esta conspiración. Y lo hizo basándose precisamente en una carta que le fue enviada por un ex paramilitar detenido en la que se relacionaba que el magistrado Iván Velásquez le había ofrecido rebajas procesales si declaraba en contra del Jefe de Estado y de su primo, el senador Mario Uribe. La misiva fue firmada por José Orlando Moncada Zapata, un perfecto desconocido hasta entonces. Su alias, sin embargo, adquirió notoriedad tras el escándalo que enfrentó al Ejecutivo y a la Corte: Tasmania.

Velásquez, en cuestión de horas, pasó de acusador a acusado mientras la opinión pública se preguntaba quién era este hombre. La Fiscalía empezó una investigación y, entre tanto, las relaciones entre la Corte y el Gobierno parecían cada vez más distantes. En ese contexto, el país supo que Velásquez era un curtido abogado antioqueño que tenía la labor de investigar los nexos de los congresistas con el paramilitarismo. Así fue como Velásquez conoció a Tasmania, el 10 de septiembre de 2007. Fue su primer encuentro y, no por eso, el menos publicitado.

Ocurrió en el Tribunal de Justicia de Medellín. Allí fue abordado por el propio paramilitar. Quería saber qué beneficios tenía si colaboraba con la justicia. Velásquez le explicó y, en medio de la charla,  le preguntó si conocía a Juan Carlos Sierra, alias El


Tuso, un ‘narco’ colado en Justicia y Paz, o si sabía de relaciones entre las Auc y políticos de Antioquia, entre los que mencionó a Mario Uribe. Tasmania respondió que no sabía nada de Uribe pero que a El Tuso lo había visto pocos días atrás. Velásquez dio por terminada la conversación, pero el abogado del paramilitar, Sergio González, también defensor El Tuso –extraditado a E.U. en mayo de este año–, le pidió que no se fuera, que su cliente sí colaboraría.

González anotó el número celular de Velásquez y le prometió una llamada para los próximos días. Un mes más tarde estalló el escándalo. Lo demás fue de dominio público: la llamada de Uribe al presidente de la Corte, su denuncia sobre una conspiración, la llamada de la directora del DAS a la Fiscalía, el dos de octubre de 2007, en la que comunica que hay un tema de seguridad nacional que es necesario abordar de inmediato y, por supuesto, la carta de Tasmania a Uribe –ratificada varios días después en la Fiscalía– en la que aseguraba que Velásquez quería “tumbarlo”.

Mucha agua ha corrido desde entonces. El propio Uribe Vélez se constituyó como víctima en el proceso adelantado en la Fiscalía. Todo el país quedó a la expectativa del caso. Pero el 13 de junio tuvo un giro de 180 grados. Ese día Tasmania le confesó a Velásquez que su abogado Sergio González fue el artífice del complot. Según le contó, le había presentado un documento el 11 de septiembre para que lo firmara “por orden del señor”. Se refería a El Tuso Sierra. Pocos días después González se lo dejó leer y le dijo “que tenía que mantenerse en lo que decía ahí sobre Velásquez porque los señores (Mario Uribe y Santiago Uribe Vélez) me iban a dar una casa para mi mamá, una plata y me iban a meter en Justicia y Paz”.

Pero El Tuso fue extraditado y Tasmania se quedó con las promesas en veremos. Entonces “hablé con Ernesto Báez, Julián Bolívar y  El Alemán. Ellos me dijeron que lo mejor era que dijera la verdad, que hablara. Yo tengo mucho remordimiento. Ahora soy cristiano”. Y le confesó a Velásquez que tenía presentimiento de que lo iban a matar. Su retractación coincide con las sospechas que causó la carta que firmó acusando a Velásquez, teniendo en cuenta la escritura de la misma y que el ex paramilitar apenas tiene tercero de bachillerato. La última palabra, sin embargo, la tiene la Fiscalía, donde Tasmania ya amplió su confesión o, mejor dicho, su retractación.

¿Quién es el abogado de ‘Tasmania’?

Sergio Augusto González, el abogado defensor de Juan Carlos Sierra Ramírez, alias El Tuso, es también el abogado de José Orlando Moncada, alias Tasmania.

González, reconocido como uno de los litigantes más destacados de Medellín, es amigo de Santiago Uribe Vélez, hermano del presidente Álvaro Uribe. Además, son vecinos de finca en Andes (Antioquia). Según la propia versión que divulgó Santiago Uribe en septiembre del año pasado, fue el propio González quien le contó que Tasmania, supuestamente, se había reunido con el magistrado auxiliar de la Corte Suprema Iván Velásquez en la cárcel de Itagüí.

González  tuvo, durante algún tiempo, su bufete de abogados en el mismo edificio donde Mario Uribe Escobar —primo del presidente Álvaro Uribe y detenido en abril pasado por el proceso de la parapolítica— también tenía sus oficinas. González se precia de ser uno de los mejores penalistas de Antioquia y, de hecho, es bastante conocido dentro del círculo de abogados de Medellín.

Es amante de los caballos y parte de su vida ha transcurrido en su finca, a donde viaja con mucha frecuencia.

Por María del Rosario Arrázola/ Especial para El Espectador

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