El canciller Fernando Araújo desestimó el informe de la Oficina de las Naciones Unidas para los Refugiados –Acnur–, que ubica a Colombia como el segundo país en el mundo con mayor número de desplazados, porque considera que ello distorsiona la realidad del país.
El informe de Acnur da cuenta de que en Sudán hay seis millones de desplazados y en Colombia cerca de tres millones. Pero el Gobierno se empeña en que son 500 mil menos y argumenta que, contrario a las críticas, este es el país que destina mayores recursos para la atención de desarraigados, con una inversión anual de 500 millones de dólares.
Otra de las entidades oficiales que le salieron al paso al informe de Acnur fue Acción Social, que señaló que a pesar de las dificultades hay avances y que el Gobierno colombiano atiende a los 2 millones 596 mil colombianos registrados oficialmente como desplazados desde diferentes frentes, como educación y salud.
La reacción del Gobierno colombiano se produce en momentos en que Acnur habla de aumento de víctimas y desplazados por la multiplicación e intensificación del conflicto, situación que afecta incluso a los países vecinos. Philippe Lavanchy, director para las Américas de este organismo adscrito a la ONU, dijo que el número de colombianos refugiados en países como Ecuador y Venezuela “es mucho mayor” a la cifra oficial de 550 mil, debido a que una gran cantidad de ellos “no solicita el estatuto de refugiado porque teme la deportación a Colombia”.
En respuesta, el ministro Fernando Araújo, tras una reunión con el canciller español Miguel Ángel Moratinos, puso en tela de juicio el informe de la Acnur y señaló que “desafortunadamente las cifras son inconsistentes o dispares, porque no hay formas efectivas de medir desplazamiento. Así que no podemos tomarlo como datos exactos”.
En efecto, los datos no cuadran entre Acnur, el Gobierno y organismos internos –como la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes)–, para quien el número de desplazados llega a los 3,7 millones de colombianos. En lo que sí parecen estar de acuerdo es en que las causas son la violencia de los grupos armados ilegales, además de las difíciles condiciones económicas y culturales.