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Partido Liberal y Polo Democrático definen el futuro de la oposición

Son los dos principales partidos antiuribistas, pero a partir del lunes primero tendrán que resolver sus diferencias internas y demostra su poder de convocatoria.

Redacción Política
26 de septiembre de 2009 - 09:00 p. m.

Más que la elección el domingo de sus candidatos únicos a la Presidencia de la República —y con ellos de las tendencias internas que conviven dentro de cada movimiento en cuanto a radicalismos, pragmatismos, populismos, centralismos o como las quieran llamar—, el Partido Liberal y el Polo Democrático Alternativo definen el futuro de la oposición política en el país, de cara a la contienda electoral de 2010, donde el uribismo, con reelección o sin ella, lleva la delantera tras siete años en el poder imponiendo las mayorías a su antojo.

Es claro que los análisis que se hagan desde esta noche misma tendrán que partir obligatoriamente de la votación alcanzada. Ello marcará, en primer lugar, la capacidad de convocatoria de la oposición, además de mostrarle al país que sí hay con quien gobernar —como sugiere el eslogan liberal— y, de una u otra manera, representará una especie de termómetro para comenzar a medirle la temperatura al sentir antirreeleccionista de la ciudadanía. Sin embargo, advertía Rudolf Hommes, el pasado viernes en su columna de El Tiempo, que si se impone la apatía y poca gente sale a votar, “el Gobierno lo va a reclamar como otra victoria y va a sentirse más autorizado para continuar cambiando las reglas del juego a favor del tercer período”.

Hablando entonces en términos de votación, ¿cómo medir el éxito o el fracaso de las consultas liberal y del Polo si no existe una encuesta en profundidad ni elementos de análisis que permitan prever lo que puede ocurrir en relación con los candidatos que obtendrían mayorías? El politólogo Luis Carvajal intenta dar luces al respecto de la siguiente manera: “El liberalismo tiene el reto de superar resultados de anteriores consultas. La que ratificó los estatutos en 2002, 2’566.000 votos, y la de las presidenciales anteriores, 2’727.000. Si se tiene en cuenta que el censo electoral es ahora de 29’000.000, una votación aceptable debería ser al menos del orden de 2’900.000, sumados los siete precandidatos”.

Según su criterio, el ganador deberá superar los 1’051.000 votos obtenidos por Horacio Serpa en la consulta hacia la candidatura presidencial de 2006. “Si no es así, carecerá de probabilidades de éxito y de legitimidad política”, agrega. En cuanto al Polo Democrático, para Carvajal el reto es superar los resultados de 2005, cuando obtuvo 1’250.000 votos. “Está claro que los 2’600.000 de Carlos Gaviria en las presidenciales recogieron mucho de sectores tradicionalmente liberales que consideraron inútil votar por Serpa”, concluye.

El futuro de César Gaviria

Con esta perspectiva, resulta obvio concluir que más allá de la victoria de uno u otro precandidato, la manera como se gane —léase contundencia— será fundamental a la hora de los análisis. Y en este sentido, el país político ya hace conjeturas y plantea futuros escenarios. El primero de ellos tiene que ver con la permanencia del ex presidente César Gaviria en la dirección del Partido Liberal, siendo el directo responsable de los resultados que este domingo se obtengan en las urnas. Una alta votación significa su fortalecimiento y ratificación como eje de la oposición al gobierno Uribe y sus intenciones reeleccionistas. Además, lo dejaría en lugar de privilegio frente a posibles alianzas interpartidistas con Germán Vargas Lleras o los llamados trillizos: Lucho Garzón, Peñalosa y Mockus.

Pero si por el contrario el liberalismo no logra unos guarismos al menos aceptables —menos de 1’500.000 votos, por ejemplo—, no cabe duda de que la posición de Gaviria puede comenzar a tambalear. De hecho, las voces que proponen que quien gane la consulta asuma la dirección de la colectividad roja siguen en aumento. El analista político Luis Fernando Rosas cree que si bien el liberalismo debe estar “agradecido” por los servicios del ex mandatario, desde mañana se debe iniciar un proceso interno de reestructuración generacional, el cual “debe servir para que se consolide un partido de tendencias y matices diversos en la unidad. Por eso, lo más conveniente es que el ex presidente Gaviria dé un paso al costado”, sugirió.

Sin embargo, no es cierto que Gaviria deje la Dirección mañana mismo o en los próximos días. Primero, porque los estatutos no lo permiten y, segundo, porque así muchos no estén de acuerdo con algunas de sus posturas y le critiquen su exacerbado antiuribismo o su supuesta falta de imparcialidad en la consulta, todos le reconocen que de su mano el Partido Liberal ha recuperado el rumbo perdido y que a pesar de su orfandad de poder, es mirado con respeto. “Hoy sale el candidato a la Presidencia, pero las definiciones en cuanto a si hay o no una nueva dirección y la estrategia ideológica y programática se definirán en la convención de diciembre próximo”, indicó el senador Camilo Sánchez.


Claro, esa convención estará necesariamente atada a los resultados de la consulta del domingo. Y no sólo en cuanto al candidato ganador, sino también frente a las tendencias triunfadoras a nivel de delegados que asistirán a ella. A Gaviria no le conviene que la tendencia denominada ‘social-demócrata’ y de izquierda, cuya cabeza visible es la senadora Piedad Córdoba, se imponga, ya que ello implica otro riesgo. Córdoba es de las que prefiere una dirección colegiada.

Agazapados y esperando que los resultados les den la razón, se encuentra el grupo de los que nunca han compartido el haberse tirado a la oposición radical y todavía ‘sueñan’ con el regreso de los ‘liberales uribistas’. Son los que creen que el presidente Álvaro Uribe sigue siendo de “esencia liberal”, que hay que “salir del lugar equivocado” y convocar un nuevo congreso de la colectividad en el que tengan cupo los sectores liberales del Partido de la U (incluido Juan Manuel Santos) y Cambio Radical.

Por último, hay que hablar de los nombres. Una victoria de Rafael Pardo es una victoria de César Gaviria. Por algo los otros precandidatos se cansaron de denunciar el presunto favorecimiento de la Dirección Nacional para con él. En cambio, un triunfo de Alfonso Gómez Méndez significa el triunfo del ex presidente Ernesto Samper, y a su vez de esa ala social-demócrata y de izquierda que se mantiene vigente dentro del partido.

Por otra parte, Aníbal Gaviria representa la bandera de la renovación y de resultar ganador implicaría igualmente un revés para el director del liberalismo. A su vez, los otros precandidatos: Cecilia López, Héctor Helí Rojas, Alfonso López Caballero e Iván Marulanda pueden ser fichas clave a la hora de definir desde mañana apoyos para uno u otro lado.

Polos opuestos

En lo que tiene que ver con el Polo Democrático, para nadie es un secreto que el pulso que hoy se libra es entre el sector radical, el de Carlos Gaviria que no comparte la idea de hacer alianzas y prefiere ir en solitario hasta la primera vuelta de las presidenciales, y el moderado, que representa Gustavo Petro, quien plantea una alianza con otros sectores democráticas como única manera de tener opción de éxito ante la posibilidad de una segunda reelección del presidente Uribe.

“La situación del Polo es crítica”, dice el profesor de la Universidad Nacional Francisco Gutiérrez. Y agrega: “No es claro a estas alturas que el uno vaya a aceptar la victoria del otro. Y para la izquierda democrática colombiana, la consulta significa mucho. Se trata de ver si sigue siendo una fuerza como la de las elecciones pasadas y, de paso, medirse no sólo frente al uribismo sino frente al Partido Liberal”.

El analista político Alejo Vargas considera que si Petro es elegido como el candidato, ello sería un mensaje “muy fuerte” de los electores para los directivos del partido en el sentido de que quieren una izquierda más inclinada hacia el centro, abierta a pactos electorales con el liberalismo, Verde-Opción Centro y el mismo Sergio Fajardo. Y si gana Gaviria, “lo que mostraría es que en el Polo hay una izquierda más tradicional y las dificultades para acuerdos con otras fuerzas se vuelven casi insalvables”.

En cuanto a las cifras y al número de votos, Vargas piensa que los resultados para el Polo serán bajos en comparación con otros del pasado. “Todo indica que hay un cierto nivel de descontento, no sólo por los efectos de la gestión del alcalde Samuel Moreno, que definitivamente no es vista como muy exitosa, pero también porque el partido no ha logrado cumplir un papel preponderante después del boom de Carlos Gaviria en las presidenciales de 2006 y se ha desgastado en peleas internas”, concluyó.

El Partido Liberal y el Polo Democrático dan hoy apenas un primer paso. Y el reto inicial no es ni siquiera frente al uribismo u otra reelección sino hacia dentro, hacia su propia unidad, porque después de las acusaciones, señalamientos y chismes con que transcurrieron los procesos de consulta interna, quedaron heridas que pueden ser difíciles de sanar. La posibilidad, ya mencionada por algunos, de poner en tela de juicio los resultados, podría significar una ‘hecatombe’ o un ‘suicidio’ con una consecuencia inevitable: la victoria, y fácil, del uribismo, no sólo en las elecciones a Congreso de marzo próximo y las presidenciales de mayo, sino en el referendo, en caso de que la Corte Constitucional avale el llamado a las urnas.

Así fueron las consultas de 2006

El 12 de marzo de 2006, el Partido Liberal y el Polo Democrático también realizaron consultas internas para elegir sus candidato a la Presidencia de la República. Los liberales obtuvieron en total  2’727.202 votos. El ganador fue Horacio Serpa con 1’051.533 y en el sondeo lo siguieron, en su orden,  Rafael Pardo, Rodrigo Rivera y Andrés González.

Por su parte, El Polo Democrático alcanzó 1’249.074 votos. En la consulta se fusionaron Antonio Navarro, por el Polo Democrático Independiente, y Carlos Gaviria, por Alternativa Democrática. Este último resultó ganador con 572.834 votos. Ya en las elecciones presidenciales de mayo, Álvaro Uribe derrotó a Gaviria y a Serpa con 7’363.421, equivalentes a más del 62% del electorado.

Por Redacción Política

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