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El drama del taita Juan Bautista

Es un indígena del pueblo Cametsa, del Valle de Sibundoy, en Putumayo, que se dedica a hacer ceremonias con yagé.

El Espectador
28 de octubre de 2010 - 10:00 p. m.

En su perfil de Facebook aparece que la última sesión que realizó en el país para ofrecer yagé fue el pasado 9 de octubre. “Hola amiguitos de Bogotá, les cuento que vamos a tener tomita de remedio el día sábado... esperamos compartir una linda ceremonia con mucha pinta de colores, gracias”, reza el mensaje que el taita Juan Bautista Agreda Chindoy escribió poco antes de marcharse a Estados Unidos, a donde viajó para celebrar ceremonias tradicionales de ayahuasca (planta que se usa en rituales indígenas). Allá fue detenido, arrestado y está siendo acusado, aparentemente, por posesión de su medicina ancestral. Hoy enfrenta un drama que generó, incluso, la creación de una ONG en ese país para pedir su liberación.

Su familia y amigos del pueblo indígena Cametsa, del Valle de Sibundoy, en Putumayo, —donde el taita Juan es reconocido como un gran curandero tradicional— prefieren guardar silencio hasta que las autoridades adelanten la investigación del caso.

Sin embargo, en la página web www.freetaitajuan.org se relata la versión del hombre: la detención ocurrió el martes 19 de octubre en el aeropuerto internacional de Houston por parte de la Policía de Fronteras, que lo recluyó en una prisión federal. De ser encontrado culpable, el taita Juan se enfrentaría a una pena de hasta 20 años.

Este diario se comunicó con la ONG Free Taita Juan en Estados Unidos y contestaron que no darán declaraciones, pues el abogado del indígena está tratando de llegar a un acuerdo con la Fiscalía y no quieren entorpecer el proceso. Una amiga del curandero tradicional, quien prefirió que se omitiera su nombre, contó que éste salió del país “a atender a unos pacientes”.

El taita Juan es reconocido por ser un líder que posee los conocimientos de la medicina ancestral. Con una experiencia de más de 20 años en su oficio, estudió con ancianos del Amazonas y aprendió todo sobre el yagé de la mano de su padre, el taita Martín.

En Sibundoy lo esperan varios proyectos que viene desarrollando: una clínica de medicina tradicional y unos jardines etnobotánicos educativos para asegurarse de que sus conocimientos sean transmitidos de generación en generación en su pueblo. Él y su esposa, Carmen, impulsan una microempresa llamada Artesanía Basoy, dedicada a vender obras de arte indígena.

La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) manifestó no conocer el caso, debido  a que el pueblo Cametsa “suele manejar sus asuntos de manera bastante independiente”, según afirmó Luis Évelis Andrade, presidente de la ONIC.

Andrade explica que los indígenas colombianos “por lo general” transitan dentro y fuera del territorio nacional con sus medicinas ancestrales sin  problema. “Los kankuamos viajan siempre con sus hojas de coca y nadie se mete con ellos”.

“Si es por portar su medicina tradicional no creo que el problema pase a mayores. La pregunta es: ¿por qué lo detienen a la salida y no lo hicieron a su entrada a Estados Unidos”, afirma Andrade. Y agrega: “Ejercer nuestra medicina no se puede convertir en un delito. Temas como estos deberían ser tratados en el foro permanente de las Naciones Unidas”.

Las autoridades estadounidenses tendrán la última palabra sobre el futuro del  taita. Mientras en su pueblo rezan para que regrese, la ONG creada para reclamar su libertad pide donaciones que, aseguran, serán usadas para pagarle un abogado.

El Espectador se comunicó con la Embajada de Estados Unidos para indagar detalles de  este caso, y ahí remitieron a una oficina en Washington en la que podían dar información. Sin embargo, el número se encontraba en modo buzón.

Por El Espectador

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