Un sueño.
Que liberen a todas las personas secuestradas.
El último viaje.
El pasado agosto al sur de España, Málaga, Granada, Sevilla.
El próximo.
Aún no lo he definido.
¿Qué tan buena vicepresidenta hubiese sido?
De pronto, mejor que los que hasta ahora han llegado.
Un libro.
La Biblia.
¿Qué le falta hacer en la vida?
Un crucero por el Mediterráneo con el hombre de mi vida.
¿Qué cuento le leyó ayer a Emmanuel?
El gato con botas.
El lugar perfecto.
La chimenea de la sala de mi casa.
Un amor.
Los niños desplazados.
Un pecado capital.
Pasar navidad fuera del país.
Defina a Álvaro Uribe.
Un trabajador incansable.
Hugo Chávez.
Un carismático incorregible.
Barack Obama.
El líder.
¿Está enamorada?
Sí.
Un reto.
Recuperar el 100% de la movilidad del bracito izquierdo de mi hijo.
¿Qué enseñanza le dejó el secuestro?
Que no hay que dar papaya.
Baila o canta.
Bailo y canto.
¿A qué se dedica ahora?
Si me dejan los medios, a terminar mi libro.
¿Qué significa Íngrid Betancourt en su vida?
Una persona de carne y hueso con cualidades y defectos.
¿Se habla con ella?
No.
¿Es vanidosa?
Trato.
¿Qué tan buena es para la tecnología?
De uno a 10. Uhm... me falta todavía actualizarme para no rajarme.
Cuando quedó libre, ¿qué fue lo primero que hizo?
Meterme en la ducha caliente de la suite donde me alojaban.
Un buen periodista.
Tenemos muchos , de pronto Héctor Abad.
¿Qué le saca la piedra?
Que suene el celular cuando estoy en la ducha.
Una embarrada.
Acompañar a Íngrid el día del secuestro.
¿En su libro habrá un final feliz?
Por supuesto que lo hay.
Un triunfo.
Estar bien física y emocionalmente.
¿Qué anhela?
Entrevistas más cortas.
¿A quién extraña?
A mi difunto padre.
¿Comenzará de nuevo en la política?
Estoy en mi año sabático, aún no lo he decidido.
Una campaña.
La que hizo mi mamá, con apoyo de los medios de comunicación, para liberar a mi bebé Emmanuel.
Una fiesta.
La primera de cumpleaños de niños a la que fuimos con mi hijo. Vistieron a los niños de chefs y los pusieron a preparar pizza.