En su época de profesora, ¿qué enseñanza le dejaron sus estudiantes?
Aprender a comunicarme y a enseñar.
¿Recuerda quién fue su primer oyente?
Los rockeros.
Una visión del mundo.
La multiculturalidad.
Una pasión.
La música.
¿Qué detesta?
La violencia.
¿Qué tan buena es para la tecnología?
Intento entenderla.
Un maestro.
El profesor Álvaro Miranda, y de la vida, Gandhi y Desmond Tutu.
Un personaje que deteste.
Hitler.
Una de las mujeres más malas de la historia.
Lucrecia Borgia.
¿Existe un lenguaje para contar la historia?
Sí, hay muchos, pero hay unos lenguajes que son los de las emociones.
Su postre favorito.
El de las tres leches.
¿Con quién compartiría un café?
Con Roger Waters.
¿Cómo recrea su historia?
A través de la música, del cine y de la carga emocional de las historias.
El poema más representativo.
El viaje a Ítaca, de Kavafis.
Un licor.
El Baileys.
Partido político.
Más allá de los partidos.
¿Qué historia cambiaría?
Las historias del colonialismo.
Un político que admire.
Churchill.
El momento más feliz de su vida.
Son muchos.
Una decepción.
El 11 de septiembre.
¿Qué hará en Navidad?
Todo lo que se pueda, la celebro con todo y esos son los espíritus que realmente me gustan.
Su ambición.
Seguir conociendo y contando historias.
¿Qué le falta hacer en la vida?
Navegar.
Una utopía.
El momento en que nosotros nos podamos aceptar como sociedad, querernos y valorarnos como somos, lo digo más como un sueño y no como una utopía.
¿Quién es su inspiración?
Son muchas.
Un escritor que admire.
Cortázar.
Un aroma.
La canela.
Un recuerdo.
África.
Una embarrada.
Como las omisiones, cosas que debí haber dicho y no las dije en el momento. Eso me atormenta cuando estoy durmiendo.