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El colombiano de los fósiles

Carlos Jaramillo se dedica a descifrar la vida de los bosques.

Mariana Suárez Rueda
25 de junio de 2010 - 10:31 p. m.

Desde hace más de cinco años, Carlos Jaramillo, un geólogo colombiano que se convirtió en uno de los principales investigadores del Instituto Smithsonian en Panamá, se dedica a recorrer los bosques tropicales del planeta en busca de pistas sobre el origen de la vida en estos ecosistemas cada vez más golpeados por la deforestación y el cambio climático.

Equipado con una lupa y un martillo, camina entre la maleza buscando fósiles de plantas o animales que hayan habitado estos lugares hace millones de años. Durante sus travesías ha constatado la existencia de seres increíbles: tortugas gigantes, cocodrilos que se alimentaban de peces, chigüiros que vivían en La Guajira (se cree que este desierto era un frondoso bosque) y la culebra más grande del mundo.

Precisamente fue el hallazgo de los restos de este reptil, que durante meses permanecieron olvidados en su laboratorio porque pensaba que se trataba de los de un cocodrilo, el que lo hizo saltar a la fama junto a su equipo de investigadores. Desde entonces, sus artículos han aparecido frecuentemente en prestigiosas revistas científicas como Nature y Science.

Gracias a estos descubrimientos, Jaramillo y sus colegas han logrado establecer que el cambio climático es un fenómeno que ya había afectado antes a los bosques tropicales, aunque a diferencia de ahora éste no causó desastres, sino beneficios.

“Hemos encontrado que hace 55 millones de años la temperatura del planeta aumentó más de tres grados y el efecto de esto en los bosques fue que se diversificaron las plantas y surgieron nuevas especies”, explicó Jaramillo durante una conferencia que dictó esta semana en la U. Javeriana, invitado por el Instituto Humboldt, para exponer esta nueva teoría que ya ha generado debate en la comunidad científica.

Sin embargo, Jaramillo advierte que ahora las cosas son un poco más complicadas. El mínimo aumento de la temperatura del planeta sumado a la deforestación de los bosques por causa del hombre se han convertido en una bomba de tiempo que amenaza con destruir todas las especies que no logren adaptarse a este nuevo entorno.

“Incluso la nuestra está en peligro”, advirtió Jaramillo, para quien el secreto del éxito de su oficio radica en tener mucha paciencia (encontrar y limpiar un fósil es un proceso que puede tardar más de tres años) y en llenarse de humildad para poder respetar a las demás especies que habitan con el hombre, “pues nosotros sólo llevamos 120 mil millones de años de existencia”.

Por Mariana Suárez Rueda

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