En medio de las discusiones para llegar a un acuerdo que garantice la supervivencia de animales y plantas en el mundo, Colombia se robó la atención de los delegados de más de 190 países que asisten al Congreso de Diversidad de la ONU, en Japón, al obtener un prestigioso reconocimiento por la labor que ha desempeñado Coralina en la recuperación de la biodiversidad de las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Elizabeth Taylor Jay, directora de esta corporación para el desarrollo sostenible, no pudo ocultar su alegría cuando recibió el Premio Mundial a la Mejor Acción sobre Diversidad Biológica 2010, que otorga anualmente la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Emocionada, dijo que se trataba de un honroso reconocimiento a la comunidad que forma parte de esta institución y que en su mayoría son nativos que han aprendido a proteger las especies que habitan en su territorio.
“Tenemos pocos recursos financieros, pero grandes recursos humanos y esto es lo que nos ha permitido marcar la diferencia”. Básicamente, Coralina trabaja por la protección de los recursos naturales de este archipiélago, que se encuentran amenazados por la basura que arrojan los turistas, la gasolina de los equipos náuticos que a veces gotea en el mar, la sedimentación causada por el pastoreo del ganado y la deforestación o quemas con fines agrícolas.
Además, gracias a su labor, a partir del año 2000 San Andrés, Providencia y Santa Catalina ingresaron a la Red Mundial de Reservas de Biósfera y al programa de conservación de la Unesco, Man and the Biosphere. Bill Jackson, director adjunto de la Unión Internacional para la Conservación, reconoció que la gestión de Coralina “inspirará los futuros compromisos que se adquieran a nivel mundial para proteger e invertir en la diversidad biológica”.