En el artículo se señala que, de acuerdo con una encuesta realizada en 2006 a personas que decidieron quitarse sus tatuajes, “si bien los hombres dijeron, al igual que las mujeres, que con el paso de unos cinco años habían cambiado sus sentimientos acerca de los tatuajes, al parecer hubo más cambios debidos a razones sociales en el caso de las mujeres”.
Asimismo, en el artículo se explica que “los tatuajes empezaron a atraer comentarios negativos y problemas en la selección de prendas para vestir” a las mujeres.
“El apoyo social para las mujeres con tatuajes quizá no sea tan firme como es para los hombres”, concluyeron los investigadores.
Por El Espectador
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