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Pajareando en Bogotá

En tan sólo un par de meses se inaugurará un corredor ornitológico en el Parque Simón Bolívar.

Lucía Camargo
10 de agosto de 2008 - 06:12 p. m.

Durante más de seis horas, un grupo de 20 bogotanos admiradores de las aves emprendieron, el pasado viernes, un recorrido por el Parque Simón Bolívar en compañía de expertos en avistamiento de aves de la Asociación Colombiana de Ornitólogos, para observar y estudiar especies que solamente habitan en nuestro país. Palomas, colibríes, copetones, garzas, guacos y tinguas entre otras, fueron descubiertas en las ramas de árboles propios de la fauna andina como el Nogal, el Cedro y el Roble.

El único requisito que debían cumplir quienes asistieron a esta actividad que por primera vez se realiza en Bogotá, y que se repetirá los próximos 16, 17 y 18 de agosto, era llevar una libreta de apuntes y binoculares. Durante el recorrido no sólo se puede admirar la belleza de estos pájaros, sino que se aprende cuáles son sus nombres científicos y a reconocer sus particularidades. Por ejemplo, las mirlas hembras se diferencian de los machos porque tienen un anillo de color anaranjado alrededor del ojo, y los guacos, por su parte, a pesar de ser una especie que proviene de la familia de las lechuzas, suelen salir de día. Pero se dice que ver uno de estos pájaros es sinónimo de mala suerte, porque se cree que cuando aparece es para anunciar la muerte de un ser querido. Y según el vocablo popular, la única manera de detener el mal que esta ave trae consigo es diciendo una sarta de groserías.

Más allá de las leyendas e historias que giran alrededor de las diferentes especies de aves que se pueden apreciar en los espacios verdes que ofrece la ciudad, el objetivo de esta actividad es sensibilizar a los capitalinos para la construcción de un corredor ornitológico en el Parque Simón Bolívar, que estará listo en los próximos meses. “En este sendero se pretende albergar aves migratorias que desafortunadamente al llegar a Bogotá mueren porque no encuentran abrigo, comida ni agua”, explica Zoraida Acosta, funcionaria del Instituto Distrital de Recreación y Deporte.

Después de observar aves durante varias horas –no es una tarea fácil, pues se encuentran ocultas entre las copas de los árboles–, la actividad continúa en el Lorobus, un aula móvil de la Fundación Proaves que se dedica a viajar por las diferentes regiones de nuestro país para sensibilizar a sus habitantes sobre la importancia de trabajar por la conservación ambiental.

Este mes el Lorobus se detuvo en el Parque Simón Bolívar para convertirse en escenario de conferencias, actividades lúdicas y proyección de videos en los que se resalta la riqueza que tiene Bogotá en materia de aves. Esta iniciativa constituye el primer paso que están dando las asociaciones protectoras de aves del país para materializar uno de sus más grandes anhelos: destinar un lugar en el que las decenas de aves migratorias que llegan a la ciudad por esta época, puedan vivir cómodamente y así evitar que sigan muriendo por falta de comida y abrigo.

Por Lucía Camargo

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