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El acelerado ritmo de vida de la sociedad moderna, la presión por mantener un nivel socieconómico que permita tener comodidades y lujos, el constante estrés laboral y la sensación de vacío y soledad de la que se quejan cientos de personas en el mundo impulsó, hace 72 años, a Brahma Baba, un comerciante hindú, a crear un lugar dedicado a la enseñanza de la espiritualidad.
Una universidad en la que los estudiantes aprendieran, a través de clases prácticas y teóricas, cómo enfrentar sus miedos, resolver conflictos, pensar positivo, manejar la presión, fortalecer su autoestima y dirigir su energía mental para lograr respuestas y acciones acertadas y efectivas en sus vidas.
Así fue como nació Brahma Kumaris, una organización sin ánimo de lucro certificada como una entidad de carácter consultivo por la ONU y la Unicef, en la que están matriculados un millón de alumnos que asisten a clase en las diferentes sedes ubicadas en 120 países. Los profesores son profesionales en áreas como Administración de Empresas, Economía, Derecho e Ingeniería, que después de haberse preparado espiritualmente quisieron enseñar a otros cómo llevar una vida apacible y sin preocupaciones.
Los únicos requisitos que tuvieron que cumplir para convertirse en docentes de la Universidad Espiritual Brahma Kumaris, fue haber alcanzado un nivel profundo de meditación, asistido a todas las clases del programa de estudios y asumido un estilo de vida saludable que incluye el vegetarianismo. Manuel Cerón, subdirector de la sede principal de esta universidad en Bogotá, confiesa que durante su adolescencia sintió un gran vacío en su vida, que se acentuaba cuando llegaba a su casa después de una noche de rumba.
Durante meses trató de encontrar un “algo”, como él mismo lo llamaba, que le brindara tranquilidad. A los 27 años, después de graduarse como administrador de empresas y de realizar una maestría en economía, asistió por primera vez a una de las clases de meditación que se dictan en la universidad. Al comienzo creyó que era un grupo religioso, pero luego dice haber descubierto que era un escenario para cultivar el espíritu. Sin embargo, algunas personas que han asistido como Margarita García, sintieron que se trataba de una secta y prefirieron salirse. “Me pareció un poco extraña la actitud de todos y que tuvieran cuadros del fundador de la universidad por toda la casa”.
La vida en el campus
A las 6:30 de la mañana comienzan a llegar los estudiantes, hombres y mujeres entre los 18 y 70 años vestidos con una prenda de color blanco (es como su uniforme, un distintivo que según los profesores les recuerda que son seres espirituales), a una clase de espiritualidad llamada Murli, que se dicta todos los días en las cinco sedes de la universidad que hay en Bogotá en los barrios de La Candelaria, La Castellana y El Polo. Simultáneamente los alumnos que estudian en Medellín, Cali y Tunja también comienzan su jornada con esta actividad.
Durante 45 minutos un profundo silencio se apodera del salón y los estudiantes, dirigidos por su maestro, intentan conectarse con su ser espiritual a través de la meditación. “El objetivo es limpiar el alma, así como nos bañamos todos los días para asear nuestro cuerpo debemos hacer lo mismo con nuestro espíritu”, explica Cerón. Luego comienza una charla en la que se discuten diferentes temas que afectan la vida cotidiana de cada uno de los alumnos.
Antes de ingresar al salón los estudiantes deben quitarse los zapatos, en señal de respeto como es costumbre en la India. Una vez finaliza el primer curso de la mañana, hay un pequeño descanso hasta las 10:00, hora en la que comienzan
diferentes clases que los estudiantes toman de acuerdo con sus necesidades espirituales. Como, por ejemplo, El secreto del éxito y la prosperidad, Cómo hacerse constantemente poderoso, Amor y desapego, La clave para hacer lo imposible posible, Mujer y espiritualidad, entre otras.
En la tarde también se dictan otros cursos y a las 7:00 de la noche hay una meditación colectiva. Algunos días, incluyendo los fines de semana, reconocidos profesores de Brahma Kumaris, que vienen de otros países, dictan conferencias especializadas. Este 21 de septiembre, por ejemplo, estará en el Gimnasio Moderno Kala Iyengar, pediatra hindú, representante de Brahma Kumaris ante la Unicef, directora del Peace Village Learning & Retreat Center en Nueva York y profesora especializada en clases de meditación, vida libre de estrés y pensamiento positivo.
Ingresar a la Universidad Espiritual no tiene ningún costo. “Suena imposible de creer, pero nosotros funcionamos con aportes voluntarios de los estudiantes”, aclara Cerón. A la entrada de las sedes hay una mesa con una pila de sobres en los que cada alumno deposita la cantidad de dinero que desee y que esté en capacidad de dar. Carolina García, una joven de 30 años, cuenta que da cerca de $100.000 mensuales. Adicionalmente, la mayoría dona una parte de su tiempo para barrer y limpiar los salones, la cocina y los baños. “Cada uno da de acuerdo con lo que recibe”, dice José María Gómez, un ingeniero que desde hace más de diez años asiste a Brahma Kumaris.
Aunque los cursos que se dictan han tenido gran acogida, esta institución no está inscrita formalmente en el Ministerio de Educación ni tiene la autorización para entregar diplomas. Precisamente los directivos de las sedes en Colombia están trabajando para abrir un diplomado en Calidad de Vida, que contará con la colaboración de varias universidades con el objetivo de poder otorgarle un título a sus egresados.
“Nuestro objetivo es formar personas que desarrollen su poder espiritual, para que puedan desempeñarse en sus profesiones”, advierte Cerón. Y agrega que quién obtenga los méritos suficientes podrá ser docente de la institución, pero esta labor no tiene remuneración.
Entre tanto, el resto de profesores se encuentran ocupados eligiendo a los alumnos colombianos que el próximo mes viajará a la India a conocer la sede principal de Brahma Kumaris. Los escogidos serán quienes hayan asistido a todas las clases y transformado radicalmente sus vidas hasta alcanzar la espiritualidad.
Programa de estudios
Introducción a la meditación:
Consiste en comprender la relación entre espíritu y materia, mente y cuerpo, el alma y el mundo material, a través de la meditación Raja Yoga.
Pensamiento positivo:
Esta clase busca enseñar cómo utilizar la energía de la mente, para crear pensamientos que proporcionen mayor felicidad y satisfacción.
Vivir sin estrés:
A través de este curso se pretende que el estudiante sepa comprender, manejar y evitar el estrés.
Dirección personal y liderazgo:
Dirigido a profesionales con cargos directivos que quieran aprender a manejar sus pensamientos, emociones y comportamientos con sus empleados.
Los secretos de la autoestima:
Por medio de este curso los estudiantes aprenden a aumentar y mantener la autoestima, a saber quiénes son y a darse cuenta de los atributos positivos que poseen como individuos.
El verdadero alcance del perdón:
Cómo lograr superar el dolor y el resentimiento que causa el daño generado por los demás.
Cómo enfrentar miedos:
Este taller busca brindarles herramientas a los alumnos para que aprendan a superar las dificultades de la vida cotidiana.
Cocina vegetariana:
Uno de los objetivos de la Universidad es formar personas que logren tener una buena calidad de vida y la alimentación es un factor crucial para este propósito. Todas las semanas se enseña una receta sencilla y saludable.
Manejo del tiempo:
En este curso se enseña una concepción distinta del tiempo, que permite entender el significado de los acontecimientos que suceden en la vida cotidiana y en el mundo.
“Latinoamérica está muy abierta al conocimiento espiritual”
A los 18 años la vida del brasileño Marcelo Bulk dio un giro de 180 grados, luego de que asistiera a una de las clases de meditación de la Universidad Espiritual Brahma Kumaris en la ciudad de São Paulo. “En ese momento logré conectarme con la vida, pues me sentía desilusionado de todo. Incluso de la carrera que estaba comenzando en la Fuerza Aérea”.
Poco a poco este adolescente empezó a combinar sus actividades cotidianas con las clases y talleres de pensamiento positivo, liderazgo, cómo vivir sin estrés y calidad de vida, entre otras. Rápidamente sus profesores notaron un cambio espiritual, que le permitió con el paso de los años coordinar las sedes de Brasil y posteriormente de Colombia.
“Para mí es increíble cómo los estudiantes logran desarrollar, a través de la meditación y de las diferentes clases, un poder espiritual que les permite llevar una vida tranquila”. Aunque Marcelo reconoce con satisfacción la gran acogida que ha tenido esta institución educativa en el mundo, confiesa que la mayor cantidad de estudiantes está en Latinoamérica, “una región en donde somos más abiertos al conocimiento espiritual”.