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A la caza de vida extraterrestre

La Misión Kepler, de la Nasa, buscará planetas cuyas características sean favorables para que exista vida. Un proyecto que pretende definir si somos o no una excepción del universo.

Lucía Camargo Rojas
18 de febrero de 2009 - 11:00 p. m.

Desde el año 2001, un grupo de investigadores de la Nasa se empeñó en sacar adelante un ambicioso proyecto: poner en órbita un telescopio diseñado exclusivamente para detectar si es posible que exista un planeta similar a la Tierra y así definir, de una vez por todas, si somos tan sólo una excepción en el universo, o si tenemos hermanos de quienes, al menos hasta ahora, aún no sabemos nada.

Para sorpresa de muchos, y luego de resolver dificultades económicas de todo tipo, la nave con el telescopio de la denominada Misión Kepler (en honor al famoso astrónomo alemán) será lanzada el próximo 5 de marzo. La noticia tiene emocionados a los astrónomos, por las posibilidades y respuestas que traerá consigo este proyecto.

El telescopio espacial será capaz de observar, cada media hora, 170.000 estrellas durante tres años y medio o más. Su trabajo principal consistirá en detectar cualquier tipo de variación en el brillo de éstas, información que en el lenguaje astronómico se traduce en datos sobre el movimiento de un planeta, su tamaño, órbita y temperatura.

Este informe, finalmente, permitirá identificar planetas de tamaños similares a la Tierra, que orbiten alrededor de estrellas análogas al Sol y a una distancia parecida a la que separa a éste de nuestro mundo. “Toda la misión fue diseñada con este propósito”, explicó William Cochran, coinvestigador del proyecto, a la revista Wired, “si no encontramos planetas similares a la Tierra, podremos decir, con total confianza, que astros como el nuestro son sumamente extraños”.

A pesar del boom de descubrimientos de más de 300 planetas que orbitan fuera de nuestro sistema solar, conocidos como exoplanetas, hasta ahora ninguno de ellos ha presentado características similares a la Tierra y mucho menos se conoce alguno que orbite dentro de la denominada “zona habitable”, es decir, en donde exista agua y la temperatura sea favorable para la aparición de vida.

Por eso, los investigadores aseguran que encontrarán, aproximadamente seis meses después del lanzamiento, datos sobre planetas de tamaño similar al nuestro. Sin embargo, sólo se sabrá si éstos tienen períodos de traslación cercanos al año, al igual que la Tierra, al final de la misión. Con estos datos y la famosa ecuación Drake (que busca identificar  cuántas civilizaciones extraterrestres existen en nuestra galaxia) los investigadores pretenden ser los primeros en calcular qué tan comunes podrían ser otras civilizaciones.

Pero las posibilidades no paran allí. En la medida en que el proyecto arroje datos interesantes, es probable que se extienda por más de tres años. Y de encontrarse planetas análogos al nuestro, otros grupos de investigación de la Nasa, o de la Agencia Espacial Europea, tendrán el terreno libre para detectar si en ellos existen o no formas de vida.

Los investigadores se sienten confiados. Según Cochran, es probable que encuentren entre 30 y 50 planetas similares a la Tierra. ¿Un posible nuevo hogar al que podamos viajar? ¿Existirán otros seres similares a nosotros? La misión, en principio, más que respuestas arrojará más preguntas que, todos esperamos, sean contestadas a la mayor brevedad.

Por Lucía Camargo Rojas

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