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Andrés Medina, el fabricante de atmósferas

NatGeo y Discovery Channel son sólo algunas productoras con las que ha trabajado.

Pompilio Peña
14 de octubre de 2009 - 11:33 p. m.

Antes de empezar a componer, con la misma regularidad apresurada, a eso de las ocho del día, Andrés Medina Vaughan se cerciora de que nada lo vaya a perturbar el resto de la mañana. Bebe un café espeso, apaga su celular y desconecta el teléfono, cierra las ventanas y las persianas, todas las puertas. Ya en la penumbra, entra en su estudio, enciende el computador y la consola de sonido. “Allí comienza mi mundo en dos dimensiones”, comenta con una risa espontánea, palmoteando en el aire. “Debo concentrarme, examinar una y otra vez los tramos del documental en los que voy construyendo la música, aquella que le dará carácter a las escenas”, afirma.

Andrés Medina es un artífice de lo que con frecuencia es llamado “música de fondo”, es decir, un creador de atmósferas, de melodías que trasegan y se acoplan a los cambios de secuencia en una cinta. Un trabajo nada fácil. Es necesario, según cuenta él, adueñarse por completo de un drama para ahondar en la tristeza y el sufrimiento de los protagonistas. Si la idea es dar un ritmo acelerado y cómico a las imágenes, es indispensable ser un buen  avizor  para elaborar una música entretenida.

“Ocurre lo mismo con el misterio; primero, una melodía suave, una nota sostenida, digamos, de un instrumento de viento y luego un sorpresivo golpe de percusión... Por supuesto, todo esto está supeditado a un gran número de factores”, asegura Andrés Medina, quien a lo largo de sus nueve años de experiencia ha tenido la oportunidad de trabajar para NatGeo, Discovery Channel y People+Arts, entre otros canales de televisión.

Pero antes que nada, hay que estar en sintonía con lo que desea el director. Es él quien da las pistas, las pautas y el ritmo que debe llevar la música. Es allí cuando Andrés Medina entra a su estudio. Comienza marcando en el video los hitos más importantes a lo largo de la cinta que le servirán de mapa. Busca entonces una paleta de instrumentos. Comienza a bosquejar, a elaborar algunas líneas básicas de melodías para comprobar contra la imagen. Luego sigue lo dispendioso, ajustar la cuadrícula musical con la no cuadrícula (secuencia) del video.

Con People+Arts hizo la música para Voices of a tragedy, en 2002, que narra la historia de los sobrevivientes a un accidente aéreo ocurrido en la cordillera de los Andes en  1972, cuyo drama ha sido objeto de más de nueve documentales y varias películas. Según Andrés Medina, “haber producido la música para este documental me llena de orgullo; además porque los protagonistas coincidieron en que esta ha sido la mejor película que se ha realizado sobre su experiencia”. Uno de sus últimos trabajos fue para Operación Jaque, el  reportaje que narra el rescate por parte de las Fuerzas Militares  de Íngrid Betancourt y  14 secuestrados más que estaban en poder de las Farc.

Ahora, Andrés Medina tiene en mente comenzar a construir una industria en este campo. Piensa que aquí en Colombia hay mucho potencial y talento que puede llegar a realizar música para grandes producciones. Atrás quedaron los 13 años en los que realizó jingles comerciales, y sus años juveniles cuando tocaba jazz y música brasileña en bares, restaurantes y reuniones. Hoy, después de estar más de ocho horas encerrado en su estudio, al final de la tarde, le quedan ánimos para hacer lo que sea, menos ir a cine, pues no podría concentrarse en la trama de la película pensando en “cómo diablos hicieron la música de fondo”.

Por Pompilio Peña

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