Los mejores recuerdos que tiene Luis Miguel Renjifo son de aquellas mañanas y tardes en las que se dedicaba a observar aves. Acompañado por un reducido grupo de personas apasionadas de esta actividad y provisto con sus binóculos, una buena chaqueta y cómodos zapatos, este bugueño ha recorrido los bosques y humedales de Colombia, China, Ecuador y Sudáfrica, entre otros lugares, en busca de aquellos silvidos que tanto lo enamoran y de singulares especies que sólo muy pocos han tenido el privilegio de conocer.
Renjifo creció en el campo, rodeado de árboles y orquídeas, las flores favoritas de su abuelo. Sus padres y hermanos, al igual que él, siempre sintieron una afinidad muy grande hacia los animales y la naturaleza. Por eso, cuando llegó la hora de decidir qué carrera profesional estudiar, no dudó en inclinarse por la biología. Después de graduarse de la Universidad Javeriana viajó a Estados Unidos, en donde se especializó en conservación y en ecología.
Las clases y responsabilidades académicas las dividía con sus salidas de campo, en las cuales pudo divisar y estudiar aves de diferentes especies, colores y tamaños. Muchas de ellas ya han desaparecido y otras están en grave peligro debido a la destrucción de sus hábitats. De hecho, parte de la labor de Renjifo —quien esta semana fue galardonado con el premio Rodrigo Vélez de Bedout, por su destacado trabajo como ornitólogo en nuestro país— consiste en establecer qué tanto están funcionando las medidas de conservación y, junto con otros ornitólogos, realizar investigaciones que den cuenta de la situación de las aves y de las mejores alternativas para protegerlas.
Desde hace cuatro años esta labor científica, al igual que sus adoradas salidas de campo, han tenido que acomodarse a la apretada agenda que maneja como decano de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Universidad Javeriana. Un cargo que desempeña con mucho entusiasmo, pues le ha permitido transmitir su gusto por la naturaleza a decenas de estudiantes y profesores. Pero además, a aquellos que comparten su afición por las aves también les ha enseñado sus secretos. Por ejemplo, que la mejor hora para verlas es bien temprano en la mañana o al atardecer, o que el pájaro más hermoso que ha visto es el cuetzal.
Ahora, Renjifo también está sacando tiempo para elaborar el segundo libro sobre aves colombianas. “Espero tenerlo listo en dos años. Colombia es el país más rico en especies del mundo y es necesario conocerlas para poder protegerlas y evitar que desaparezcan”.