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Una industria pujante

¿Qué hace Nacho Vidal, una de las leyendas del cine porno, en Colombia? Firmó contrato con una productora local y le apuesta a un negocio de mucha acción.

Diego Alarcón
01 de noviembre de 2008 - 10:00 p. m.

El próximo martes, Nacho Vidal viajará desde Bogotá hasta Madrid para retomar las riendas de su productora de cine erótico. Cerca de diez horas de vuelo le esperan por cuenta de una ruta aérea que, en un par de meses, resultará algo usual en la agenda del actor, uno de los grandes íconos de la industria del sexo en el ámbito mundial. Vendrá a Colombia con más frecuencia por razones de peso: los negocios.

La estancia de Nacho en Colombia sumará poco menos de 15 días, tiempo que ha utilizado para dar entrevistas a los medios y dejar oír su opinión experta en conferencias sobre el nicho cinematográfico triple equis. Dentro de su agenda también estuvo presupuestada una reunión con Andrea García y Cristian Cipriani, una pareja paisa dueña de 17/26 producciones, hoy por hoy una boyante empresa de producción y comercialización del porno ‘made in Colombia’.

En la reunión nació una alianza que suena prometedora. 17/26 se encargará de toda la producción, de conseguir las mujeres, las locaciones y los equipos, y Nacho estará encargado de la acción. La frecuencia de las visitas del español dependerá del número de chicas contratadas para grabar igual número de escenas. Así, su paso por el país podrá aprovecharse al máximo en cada ocasión.

“Es algo grande. La idea es abrir un nuevo sitio web con mi sello, Nacho Vidal. A Colombia vendría a grabar cuando esté todo listo. ¿Por qué con ellos?, pues la verdad veo futuro, un negocio muy bueno y yo no me meto en cualquier cosa. No se puede negar que Cristian y Andrea están produciendo increíbles cantidades de porno, me atrevería a decir que más que España, Italia y Francia juntas”, contó el actor a El Espectador.

Muchas veces oculto detrás de las barreras de la moralidad y con cifras poco visibles, pero gigantescas,  el porno es un negocio sumamente rentable. The New York Times Magazine publicó en 2001 datos que la posicionaban como una industria que tan sólo en Estados Unidos vendía entre 10 mil y 14 mil millones de dólares anualmente, un número que no varió mucho cinco años después cuando Top Ten Reviews, una firma de internet dedicada a recopilar estadísticas de empresas de tecnología y entretenimiento, puso a los chinos a la cabeza del consumo con US$27 mil millones anuales, seguidos por Corea del Sur (US$26 mil millones), Japón (US$20 mil millones) y Estados unidos (US$13 mil millones).

Aunque productoras norteamericanas como Vivid, Evil Empire, Private Films o Anbolic Digital son las que mandan la parada en la producción y extienden sus tentáculos hacia todos los continentes, empresas nacionales han comenzado a competir con relativo éxito en el mercado. Para ellas, la competencia, casi perdida contra las grandes firmas desde el punto de vista de la capacidad de producción, se centra en contenidos que se venden a nivel local y en el exterior por una virtud que identifican muy bien los empresarios criollos: Colombia es una digna exponente de la belleza latina.


‘Vivimos del porno’

Desde 2006 y tras haber sido parte del proyecto Kamasutra en Medellín, el primer y único canal para adultos que ha existido en Colombia y al que sus propietarios resolvieron dar fin en mayo de este año, Cristian Cipriani y Andrea García fundaron 17/26 producciones. Era un proyecto ambicioso que tomaba marcha por el libidinoso e inexplorado camino de la producción de contenido sexual explícito en el país.

El matrimonio se metió de lleno en la también llamada “industria roja” grabando material independiente. En su primera etapa rodaron casi 5.000 ‘gonzos’ — escenas de sexo sin ningún argumento— y produjeron algunas películas. Paseo Sexual, la historia de un grupo de mujeres prepago que hacían el paseo millonario a sus clientes después de tener sexo, es uno de los títulos que la pareja más recuerda.

Desde el momento en que sus cámaras comenzaron a rodar y sus actores a encarnar la lujuria, Cristian y Andrea ya habían logrado esbozar sus aspiraciones. Del mismo modo en el que un pequeño cineasta sueña con que sus películas estén a la misma altura de las producciones hollywoodenses, ellos querían llegar lejos, vender internacionalmente y entrar al círculo del San Fernando Valley, en las vecindades de Los Ángeles, considerado por los entendidos en el tema La Meca del entretenimiento adulto.

Todo parece indicar que la fortuna hasta ahora les ha sonreído. Son los propietarios del portal 7labios.com, un sitio web que acoge a cerca de 5.000 visitantes al mes y vende afiliaciones que por $20.000 dan derecho a 30 días de acceso a todo un contenido que incluye relaciones heterosexuales, lésbicas, grupales, de travestis, sado y más. Una página que es hermana melliza de pornoparaiso.com y pornoactividad.com, dos lugares en la red que el matrimonio Cipriani–García ha dispuesto para clientes en España y Argentina respectivamente.

El crecimiento de 17/26 producciones, rápido y repentino, los obligó a trasladarse hace casi cuatro meses de Medellín a Bogotá. Necesitan más gente, más locaciones, más mercado, más chicas. La necesidad se hizo latente cuando una de las más prestigiosas y millonarias productoras de los Estados Unidos les propuso exportar su contenido para ampliar la oferta.


“No puedo decir el nombre de la empresa porque es algo que se maneja confidencialmente, pero fue algo que apareció tocando muchas puertas, y enviando pruebas al extranjero. El porno no es coger una cámara y empezar a grabar. Cámaras, luces, locaciones, costos de producción… no es algo fácil de hacer, y creo que lo nuestro tiene la calidad que ellos buscan”, comenta Andrea.

Por si fuera poco, su baraja de servicios no se agota ahí. Graban, producen, dirigen, editan, comercializan, gerencian y hasta ofrecen un paquete de negocio por un valor de 12 millones de pesos en el que entregan a los clientes una página porno totalmente diseñada, copada de contenido y provista de un sistema de cobro con tarjeta de crédito. “Yo le doy a usted todas las herramientas para que sea un empresario del porno y cuando se le agote el contenido, ahí estoy para venderle más”, asegura Cipriani mientras justifica lo que a primera vista se oye como autocompetencia.

En estos dos años de intensa producción, Andrea García y Cristian Cipriani han conseguido catapultar a algunos actores hacia la fama local. Jaime Ramírez, conocido en el mundo del porno con el nombre artístico de Rasputín, es quizás el mejor ejemplo, un actor paisa que hasta el momento ya ha figurado en varios medios de comunicación. “Desde adolescente me interesó esta industria, para mí, además de que la disfruto, se ha vuelto una fuente de ingresos”, confiesa Rasputín, honrado con un club de fans en Facebook de más de 100 miembros. Rasputín recibe una cifra cercana a los $80.000 por escena. Nacho Vidal llegó a recibir entre 800 y 1.000 euros antes de tener su productora.

17/26 producciones les da tan buenos ingresos a sus dueños, que se precian de ser la primera familia colombiana que vive del porno, un logro que a veces no los deja dormir por el peso laboral y al que esta semana se le sumó su producto más joven: sistemaxxx.com, “lo más pesado del morbo latino”.

De revista a productora

“En los años 80, la revista Sueca fue muy conocida. Yo le aseguro que desde el Cabo de la Vela en La Guajira, hasta Ipiales en Nariño usted puede irse de pueblo en pueblo preguntando por mi revista y apuesto que al menos una persona en cada lugar le dará razón de ella”. Son las palabras de El Señor M, como se hace lla mar un productor porno bogotano que prefiere guardar su nombre en el anonimato por temor a una sociedad que insinúa llena de prejuicios.


El Señor M, junto con sus hermanos, adquirieron hace cinco años, por una cifra que circundaba los 60 millones de pesos, los derechos de la revista Sueca. La publicación había sido fundada en Bogotá a finales de la década del 70, pero actualmente extiende sus dominios a países como Ecuador, Venezuela y Panamá con páginas y fotos que revelan todos los intríngulis del acto sexual en pleno.

Con el cambio de dueño, la editorial fue rebautizada con el nombre de Qproducciones. Este sello imprime entre 7.000 y 8.000 ejemplares al mes, con un 60% de la producción destinada a las estanterías de Bogotá, agolpadas en su mayoría en el centro de la ciudad. Sueca y Privado son en realidad la misma revista con nombres distintos, que por cuestiones de marketing, El Señor M optó por intercalar a la hora de publicarlas. Así, los lectores tienen en sus manos la Sueca un mes y, al siguiente, reciben el ejemplar de Privado.

Pese a que el fuerte de El Señor M son los impresos, él ha sabido interpretar las tendencias del mercado buscando nuevos frentes. Con Eudamoenics Media incursionó en la producción de videos pornográficos. Rueda escenas casi a diario, difunde las fechas de castings actorales en sus revistas, tiene contratada una psicóloga que le aconseja quién está mentalmente apto para afrontar una escena y está asociado con Cristian Cipriani y Andrea García para que Sueca y Eudamonics tengan un espacio en 7labios.com.

“El porno se está consolidando como industria en Colombia, se está produciendo bastante”, comenta El Señor M, quien está convencido de que además de producir dinero, las empresas pornográficas tienen una “responsa bilidad social”: romper tabúes y ayudar a las personas a tener mejor sexo.

En Rusia y Japón se ve porno colombiano

Élmer Taborda es un joven paisa de 23 años que, además de trabajar como actor porno de 17/26 producciones, se ha embarcado en un proyecto para consolidarse como empresario.

En Cotelca, como decidió llamar a su productora, él se encarga de encontrar el talento humano y las ideas de las producciones, mientras que su socio, oriundo de México, aporta todos los equipos y soporte técnico necesarios para los rodajes.

Moviendo sus contactos, principalmente en Medellín, Élmer encontró un puente para vender sus producciones a un comerciante de pornografía en Japón, quien a su vez vende contenidos a los canales Playboy y GoldTV.

El mismo comerciante japonés se encarga de revender los contenidos a empresas rusas ávidas de material latino.

“Las colombianas son nuevas en la industria y en estos dos países los actores colombianos están teniendo muy buena demanda”, asegura Taborda.

Por Diego Alarcón

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