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Muchas personas amantes de los gatos comparten una historia común: se encuentran mimando a su mascota, que parece estar encantada con las caricias que recibe, cuando, de repente, esta los muerde sin previo aviso. Algunas veces esto sucede porque el felino no quiere ser acariciado en ese momento o porque la persona lo está tocando en zonas sensibles para él.
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No siempre es sencillo ni rápido entender qué quieren decir los gatos cuando se relaciona con los humanos. La comunicación de ellos es mucho más sutil que la de otros animales de compañía como los perros. No obstante, es posible llegar a entenderlos muy bien. La clave, según los expertos, es abordar el lenguaje del gato y su forma de comunicarse de forma global: gestos, movimientos, maullidos y las expresiones faciales.
Los etólogos felinos explican que los mininos tienen comportamientos comunes que permiten interpretar tres estados de ánimo básicos: el miedo, el enfadado y la relajación. Saber cómo está y qué quiere el gato en cada momento facilita mucho la relación con las personas que viven a su alrededor, sean adultos o niños.
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Cuando un gato quiere ser acariciado, se acerca a una persona y busca su atención de forma constante y bastante evidente. El ronroneo es una de las señales más claras para advertir que el animal quiere recibir caricias, así como el parpadeo lento y el acto de amasar con las patas delanteras.
Sin embargo, es importante aclarar que cuando un gato ronronea no siempre es porque pide ser acariciado. En ocasiones, simplemente está comunicando que se siente a gusto. Cuando pide caricias lo hace habitualmente de forma muy explícita e insistente, buscando el contacto con el humano. Si se esconde, es mejor no intentar tocarlo.
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Mónica Alejandra Arciniegas, médica veterinaria y zootecnista de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales UDCA, le explicó a La Red Zoocial que los felinos pueden disfrutar al ser acariciados cuando tienen una personalidad sociable. “Sin embargo, las partes que se deberían evitar más, si el felino no nos conoce, son la barriga o zona ventral, las patas, la cola y las almohadillas”, explica Arciniegas.
Por este motivo, la experta recomienda acariciar despacio a los felinos y analizar en qué partes permiten recibir caricias, ya que no todos tienen el mismo grado de sensibilidad o temperamento.
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